Huesca

Quejas por los efectos de las lluvias en la capital oscense

Temen que una de las causas sea el mal estado de las acequias del polígono de las harineras.

El talud levantado por el Ayuntamiento en la C/Almudévar
Quejas por los efectos de las lluvias
JAVIER BLASCO

La fuerte tromba de agua que inundó el pasado viernes en Huesca varias calles, comercios y garajes deja notar todavía sus efectos. Uno de los puntos más críticos es el cruce entre las avenidas de Martínez de Velasco y Juan XXIII, donde el agua se acumula con cada nueva tormenta. Los comercios de la zona, que llevan años viendo con impotencia cómo el agua penetra en sus locales sin que puedan hacer nada, han comenzado a movilizarse para exigir soluciones al Ayuntamiento.


De este modo, María Jesús Brosed, propietaria de la tienda de repuestos para el automóvil Comercial Vías se personó la mañana de este lunes en el Ayuntamiento, con el fin de mostrar su malestar. “En la última tormenta, el agua llegó a reventarnos una puerta y llegó hasta las oficinas, algo que no nos había pasado hasta ahora.”, relata. Como explicó, le hubiese gustado que le atendiera la alcaldesa, pero no hubo suerte. Probó después a dirigirse a la titular de Urbanismo, quien tampoco salió a recibirla. “Han tomado nota de mi problema y me han dicho que me avisarán, pero no es cuestión de que sea dentro de un mes, tiene que ser una solución rápida”, manifestó la propietaria.


Como recuerda, se trata de un problema que tienen desde hace más de tres décadas. El cruce recibe el agua proveniente de zonas de la ciudad como el barrio de María Auxiliadora o el casco antiguo. “Pienso que tendrían que realizar un estudio acerca de cómo todo esa agua que se concentra aquí no la pueden asumir los sumideros. Salimos siempre en el periódico por este motivo y se podrían interesar por nosotros, pero no lo hace nadie y aquí la Policía Local tuvo que rescatar a una chica el viernes”, lamenta María Jesús Brosed. Teme que el problema se encuentre en las acequias situadas en la parte posterior de su negocio, situadas en terrenos de propiedad privada, en el llamado polígono de las harineras y donde piensa que desemboca el agua que penetra en las alcantarillas situadas en el cruce.


Quien sí ha tenido oportunidad de hablar con la alcaldesa ha sido Gonzalo Casas, propietario del taller y comercio de venta de vehículos de segunda mano que lleva su nombre, quien le ha visitado en el propio establecimiento. “Se pueden poner todas las entradas de agua que se deseen, pero si no hay una salida, no se puede hacer nada”, manifestó Casas, en relación, también a las acequias del solar trasero. Le preocupa además el avance de las raíces de unos árboles próximos. “Mi taller se hunde, el terreno está cediendo y el agua está haciendo una caverna bajo nuestros pies y acabará cayendo todo”, relató. La alcaldesa le ha asegurado que estudiará el caso con el fin de encontrar una solución.

Sorprendidos por el talud

A ambos comerciantes les ha sorprendido, por otra parte, la decisión del Ayuntamiento de levantar un talud en la calle Almudévar, cerrando así el paso a los vehículos que circulan por la parte trasera de ambos establecimientos, en el polígono de las harineras, por la vía que comunica con la calle de San Úrbez. Según fuentes municipales, se trata de una medida para evitar que las avenidas de agua en caso de tormenta lleguen hasta las naves de la zona industrial de Martínez de Velasco, situadas al otro lado del montículo. La medida ha sido recibida con asombro por ambos comerciantes, que temen que el agua se acumule todavía con más volumen en torno a sus locales.