Naturaleza

El Centro de Visitantes de Ordesa y Monte Perdido dedica una sala al bucardo

El proyecto de futuro incluye el intento de recuperar no solo la historia del animal sino "que vuelva a la vida", a través de las células del último ejemplar.

El último ejemplar de bucardo
El último bucardo vuelve disecado a Ordesa
ASIER ALCORTA

El Centro de Visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Torla, dedica una sala al bucardo, o cabra pirenaica, ya que esta especie endémica y extinguida ha sido históricamente uno de los animales característicos de Aragón, cuya memoria todavía pervive dentro y fuera de la Comunidad autónoma. 


El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Modesto Lobón, acompañado por otras autoridades y personalidades implicadas en el proyecto, ha inaugurado este espacio donde se expondrán diferentes materiales dedicados al bucardo.


Lobón también ha querido dar a conocer un proyecto de futuro que se va a intentar llevar a cabo desde el Ejecutivo autónomo con la colaboración de otras entidades, de índole científica. "Vamos a intentar recuperar no solo la historia del bucardo, sino también recuperar el futuro del bucardo; que vuelva a la vida. Se trata de un proyecto complejo a la vez que ambicioso pero contamos con células del último ejemplar para intentarlo".


Asimismo, el consejero ha resaltado que "este proyecto cuenta con algunos condicionantes de carácter económico, técnico y social a tener en cuenta". En este sentido, ha incidido en que es preciso buscar fuentes de financiación, así como técnicas de biotecnología avanzada en el exterior para poder llevarlo a cabo.


El bucardo 

El bucardo (capra pyrenaica pyrenaica) es una subespecie de cabra montés extinta en fechas recientes. El último ejemplar fue una hembra, de 13 años, conocida como Celia. Murió el 6 de enero de 2000 tras ser aplastada por un árbol.


Diez meses antes de su muerte, un equipo de técnicos del Gobierno de Aragón y del propio Parque Nacional la había capturado con el fin de obtener células que pudieran ser mantenidas en congelación, explica el Ejecutivo aragonés en una nota de prensa.


Tres años después de su muerte, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) clonó, a partir de estas células, esta especie declarada extinta, obteniéndose la primera de-extinción del mundo. La bucarda clonada solo vivió unos minutos, ya que murió por una insuficiencia respiratoria causada por la presencia de un lóbulo pulmonar suplementario no funcional.


La opción de intentar repetir esta hazaña científica es posible ya que todavía se conservan células congeladas de las que se extrajeron del último ejemplar vivo, subraya el Gobierno autónomo.


Aspectos de la exposición

A través de esta muestra se quiere dar a conocer la historia del bucardo, además de preservar su memoria y su legado físico y material. De esta forma, la exposición cuenta con un animal naturalizado, la última bucarda, además de otros materiales como libros, fotografías, dibujos así como material digitalizado.


La creación de este museo del bucardo es resultado de la colaboración entre instituciones y asociaciones que han querido darle un lugar predilecto.


La Asociación de Amigos del Bucardo ha trabajo de forma intensa para que esta exposición sea una realidad y a sus esfuerzos se unen los efectuados por el departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido así como el Ayuntamiento de Torla.


Homenaje a Ricardo Pascual Gracia

Esta sala de exposición lleva el nombre de una persona que dedicó su vida no solo a preservar esta especie, sino también a conservar y proteger el medio ambiente: Ricardo Pascual Gracia, quien fue director conservador del Parque Nacional de Ordesa.


Además de su importante trabajo para consolidar la gestión de las Reservas Nacionales de Caza del Alto Aragón, dedicó mucho trabajo al proceso de reclasificación y ampliación del Parque Nacional.


Su gran mérito profesional fue ver publicada, en abril de 1982, la Ley que salvaguardaba al Cañón de Añisclo, por entonces amenazado por su explotación hidroeléctrica, y que actualmente se constituye como una de las "joyas de la corona" del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.


A su dedicación al medio natural y a su preservación, sumó la ardua tarea de proteger y conservar la última población de bucardos pirenaicos en el valle de Ordesa. Bajo su dirección se llevaron a cabo importantes actuaciones de seguimiento, mejora del hábitat y sobre todo la puesta en marcha de su Plan de Recuperación.


En el año 2001 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo nombró Miembro de Honor en homenaje a su incansable y dilatada labor en favor de la protección y defensa del medio ambiente.