Procesiones

El Resucitado despidió la Semana Santa de Huesca

Un gran número de fieles se concentraron en la plaza de San Pedro para presenciar el encuentro con la Virgen de la Esperanza.

El paso de Cristo Resucitado, sobre la nueva peana, a su paso por el Coso Bajo.
La nueva procesión del Resucitado despidió la Semana Santa de Huesca
JAVIER SÁNCHEZ

La Semana Santa de Huesca concluyó la mañana de ayer bajo un sol radiante y mucha expectación ante la procesión del Resucitado, nueva este año en el programa. Sobre las 11.00 formaban ya en el Coso Bajo, frente a la iglesia de Santo Domingo y a rostro descubierto, varios representantes de cada una de las 15 cofradías de la ciudad, acompañados también de numerosos fieles. «Se trata de una procesión nueva y todavía no tenemos la experiencia de haberlo vivido otros años. Pero hace buen tiempo, es más alegre y lo sonidos también son diferentes a los propios de Semana Santa, por lo que pensamos que saldrá muy bien», comentaba, momentos antes de comenzar la marcha, Javier Tolosana, prior de la cofradía del Prendimiento.


Muchas de las miradas estaban puestas así en las puertas del almacén donde se guardan las imágenes, a la espera de que saliera el Cristo Resucitado a hombros de una docena de costaleros y sobre una peana de nueva construcción. La imagen, realizada por Pascual Ipas en 1795, puede verse desde 1975 en el Museo Diocesano de Huesca y fue restaurada en 2000.


Una de las anécdotas de la jornada la protagonizó un grupo de cofrades, que absorto ante la salida de la talla de Santo Domingo, no se había dado cuenta de que la procesión había echado a andar hacia la calle de Ramiro El Monje y tuvieron que ser avisados por sus compañeros. A la llegada del Cristo a la plaza de San Pedro al son de una marcha triunfal de tambores y cornetas, esperaba ya, rodeada de una multitud de espectadores, la Virgen de la Esperanza, obra de un autor desconocido del siglo XIX y que se venera en la catedral. Una vez estuvieron ambas imágenes frente a frente, una cofrade procedió, desde una escalera, a sustituir las vestiduras de luto de la Virgen por túnica y tocado blancos.

Suelta de palomas


El encuentro finalizó con más toques de tambor y la suelta de una bandada de palomas. Ambas imágenes emprendieron después, entre aplausos, el camino hacia la catedral, donde esperaba también otro numeroso grupo de espectadores y no dejaron de sonar las campanas. El momento de entrar la imagen del Cristo a la catedral tuvo que hacerse con sumo cuidado ya que se temió por unos momentos que la talla tocase en el dintel de la puerta de la catedral. «La verdad es que ha sido muy bonita y un aliciente más para la Semana Santa de Huesca, que antes siempre terminaba en viernes», comentó Amparo Redol, una de las espectadoras del acto.