FIESTAS Y TRADICIONES

El fervor por el Santo Cristo atrae a la catedral a cientos de peregrinos de toda la provincia

Vecinos de Chimillas, Siétamo, Grañén o Tardienta asistieron a la celebración tras una noche de romería.

La Catedral se llenó de gente durante toda la jornada
El fervor por el Santo Cristo atrae a la catedral a cientos de peregrinos de toda la provincia
RAFAEL GOBANTES

"Lo mejor de ser peregrino este día es poder ver al santo, luego disfrutar de un buen paseo mientras hablas con los amigos y, por último, tomar un poco de chocolate después del ejercicio", comentó Mario Brau, vecino de Sangarrén. Gente de muchos puntos de la provincia acudieron ayer al día grande del Santo Cristo de los Milagros, que se celebró en la Catedral de Huesca con misas cada 2 horas.


Desde Yéqueda, Banastás, Igriés, Siétamo, Tabernas, Chimillas, Grañén, Tardienta y Curbe acudieron romeros a la cita anual con la representación del Jesucristo crucificado, que solo abandona su capilla en el recinto sagrado dos veces a lo largo del año: una ayer y otra el día de Año Nuevo. La mayor parte de peregrinos salieron de sus localidades con tiempo holgado "para llegar y tomar un cortado antes de que comenzara la misa", como indicó un vecino de Siétamo, aunque algunos tuvieron que salir antes que otros y mejor preparados para emprender la marcha.


"Lo más importante es ir bien aprovisionados y bien calzados, aunque luego los pies duelen igual", dijo Carmen Soria, que salió desde Tardienta con 5 vecinos más. Este grupo de peregrinos y 4 más de Grañén y Curbe salieron a las 0.00 y llegaron a las 6.00 a Huesca. Por otro lado, desde Chimillas salieron 10 vecinos a las 6.00. "Venimos andando, pero sin almuerzo ni nada. Luego llegamos aquí, nos tomamos algo y ya está", comentó una mujer de este último grupo.


La cita inaugural de las celebraciones fue la misa del peregrino a las 8.00, después de que la Cofradía del Santo Cristo realizase una pequeña procesión desde el seminario hasta la catedral, acompañada de aquellos que participaron en la romería. Luego recogieron la figura del santo y le dieron la tradicional vuelta por los pasillos del santuario, para que todos los asistentes pudieran verla de cerca antes de que se expusiera en el altar mayor. Después de la misa, miembros de la Asociación de Vecinos del Casco Viejo repartieron 500 raciones de chocolate y bizcochos para los asistentes.


"Hay misas a lo largo de todo el día y luego la gente puede elegir su horario, pero la misa que la gente suele preferir es la última, la misa mayor del Santo Cristo", señaló Susana Oliván, presidenta de la Asociación del Casco. Después de esta última celebración se recogió al santo y se lo devolvió a su capilla. Luego, la asociación repartió melocotón con vino. Aquí se produjeron largas colas y se llenó la plaza con motivo de esta fiesta de gran tradición en la provincia.