Uno de los sectores que más ha notado el descenso en el número de bodas han sido las tiendas de vestidos de novia. Una bajada, sin embargo, en la que poco tiene que ver el cambio de tendencia de las ceremonias porque, tal y como destaca María Teresa Rivas, de Rivas Modas, «por más que se case en un ayuntamiento o en un juzgado, la novia sigue queriendo ir de novia y los invitados, de fiesta». En este mismo sentido, Clara Doto, de Pasarela Novias, deja claro que «aunque hemos vendido algún vestido de fiesta para bodas civiles, la mayoría de las mujeres se visten igual se casen en la iglesia o en el ayuntamiento, de blanco y con cola».

Clara Doto también reconoce que en los dos últimos años las ventas de vestidos han bajado casi un 20%. Afirma que todavía no se ha dado el caso de que las novias dejen sus trajes a otras para ahorrarse este gasto, «como sí pasa en las comuniones», subraya. Por eso, ella cree que la causa de este descenso es que «igual se están esperando a que pase un poco la crisis». Además, muchas novias intentan ajustar más sus presupuesto. «Cuando vence el año, ponemos los vestidos a mitad de precio y esos se están agotando, mientras que los de temporada cuesta más venderlos. Sí que buscan la marca, pero les da igual que sea de otra temporada», añade.

Por su parte, Pilar Laplana, de La Casa de las Novias, admite que «la venta está difícil, pero a pesar de la crisis sigue habiendo bodas». Lo que sí han notado es que ahora las novias miran más los precios que antes. «La gente da muchísimas vueltas antes de decidirse», señala. Pese a todo, no lanzan ofertas especiales. «Lo que intentamos es ajustar al máximo los precios porque Zaragoza está muy cerca y hay que competir con ese mercado», subraya.

A pesar de la situación económica, en Rivas Modas tampoco ofrecen descuentos especiales en vestidos de novia salvo en los que son ya de otra temporada.