SANIDAD

Más de 200 expertos buscan métodos eficaces para atajar las plagas urbanas

Huesca limita la presencia de estorninos a solo 3.000 gracias a los sistemas de control. Los especialistas recomiendan combinar los procedimientos y advierten de que «si se baja la guardia», las aves vuelven.

El encuentro se celebra en el Palacio de Congresos.
Más de 200 expertos buscan métodos eficaces para atajar las plagas urbanas
RAFAEL GOBANTES

Huesca, con casi 20 años de experiencia en el control de estorninos, es desde ayer el centro de reunión de más de 200 especialistas de todo el país, participantes en el Congreso Nacional de Plagas y Organismos Nocivos en Espacios Urbanos, organizado por el Ayuntamiento.


Buena parte de la sesión estuvo precisamente dedicada a hablar de los métodos para reducir la población de estas aves gregarias, con una población en España que supera al número de habitantes: más de 52 millones. En Huesca parece que este invierno la plaga se ha conseguido controlar y el último conteo habla de solo 3.000 ejemplares, cuando en algunas ocasiones se han alcanzado los 300.000.


El biólogo y profesor de la Universidad de Salamanca Salvador Peris habló de los hábitos de estos molestos pájaros y de los métodos de control: poda, alarmas sonoras, pirotecnia, cetrería, e incluso el láser, la mayoría de ellos ensayados en Huesca y que se siguen utilizando.


Peris advirtió de que estas aves acaban por habituarse a todo, por lo que procedimientos que resultan seguros inicialmente pueden dejar de serlo «si se baja la guardia». «Aún reduciendo la población en un 90% en dos semanas, se recuperan». A su juicio, los dormideros urbanos requieren de una combinación de todas estas técnicas, aunque también propuso crearles refugios artificiales en el medio rural para evitar su entrada en la ciudad.


Este especialista auguró que el estornino pinto dejará de ser un problema en las áreas urbanas de España, pero que será sustituido por el estornino negro. Además, tiende a sedentarizarse: «ya no es que venga en octubre y se vaya en mayo, ahora se queda».

 

Refugios naturales

La visión de los grupos conservacionistas la aportó Luis Tirado, de SEO/Birdlife, que piensa que debería irse a la raíz del problema e invertir más, por ejemplo, en regenerar las riberas de los ríos, cuya desaparición provocó su huida a las ciudades. «Nosotros somos los causantes», dijo. Los estorninos han encontrado un almacén donde alimentarse en la zona de regadíos de Monegros, pero sin embargo, no existen bosques de ribera o grandes masas de carrizos donde puedan encontrar refugio. «Al faltar todos sus hábitats naturales vienen al medio urbano, donde además no están sus depredadores, encuentran árboles monumentales que les permiten agruparse y a mejor temperatura, y siguen teniendo cerca el alimento».


El conservacionista reconoce que el papel de los ayuntamientos no es fácil, «porque deben resolver las molestias que causan al ciudadano, pero también asumir una plaga que hemos contribuido a crear». Aconsejó investigar en I+D+i para dar con soluciones «rentables y eficaces», porque por mucho que se intente acabar con estas plagas, si tienen alimento y refugio, nunca se eliminarán. «Políticamente puede resultar rentable, pero es una inversión inútil», declaró.


En la jornada de ayer también intervino José María Cámara, jefe de plagas del Ayuntamiento de Madrid, para explicar la gestión de los roedores en el ámbito urbano. «Normalmente se trata de determinar dónde pueden estar y hasta qué número puede ser admisible su presencia», señaló. Dijo que Huesca, al ser una ciudad más pequeña, tiene más fácil llevar a cabo ciertas medidas.


El secreto es conocer la biología del animal, saber qué lugares le son atractivos y actuar sobre ellos. En el caso de los roedores, añadió este experto, es importante actuar, por ejemplo, en las márgenes de los ríos y mantener limpios los solares y los edificios. Otro factor importante es «no alimentar animales abandonados en la calle, como gatos o palomas, que supone un riesgo adicional».


La conferencia final del congreso, hoy a las 12.30, correrá a cargo de Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles de la Universidad de Zaragoza.