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Los hosteleros de la provincia calculan unas pérdidas del 20% por la nueva ley antitabaco

El sector, a la espera de ver cómo reaccionan los clientes a partir del próximo 2 de enero, se muestra pesimista.

A pocos días de que entre en vigor la nueva ley antitabaco, que prohíbe fumar en todos los establecimientos públicos, los hosteleros de la provincia de Huesca, donde abren sus puertas 1.300 bares, discobares o cafeterías y 700 restaurantes, afrontan el futuro inmediato con inquietud a la espera de ver cómo reaccionan los clientes cuando a partir del 2 de enero ya no se puedan encender el cigarrillo mientras se toman un café, un refresco o una caña junto a la barra del bar.

Sus previsiones, no obstante, son muy pesimistas y de hecho calculan que esta prohibición podría provocar una pérdida de ingresos en torno al 20% por la disminución de clientes. Pérdidas económicas que, según dicen, ponen en peligro decenas de puestos de trabajo e incluso la supervivencia de muchos negocios de la provincia ya que el 95% son micropymes y entre ellos se encuentran muchos autónomos.

Aunque algunos establecimientos están intentando sortear las restricciones de la ley con la instalación de terrazas de invierno donde se pueda seguir conviviendo con el humo, este tipo de iniciativas todavía son muy escasas.

Adolfo Sesé, vicepresidente de Cafés y Bares de Huesca, se muestra muy crítico con la nueva normativa y aunque reconoce que "seguro que dentro de 8 ó 10 años nos reiremos de esta ley porque las costumbres cambian y todos vamos a tender en el futuro hacia lo que sea más sano", no entiende que el Gobierno "nos pida ahora a la hostelería un salto que es tan excesivo y tan brusco, y más en estos tiempos de crisis".

Desde la asociación comparten la reivindicación de la Federación Española de Hostelería (FEHR) de que la ley debería de haber permitido habilitar al menos espacios cerrados que ocuparan un máximo del 30% de los locales donde se permitiera fumar. Además, para Adolfo Sesé, el Gobierno tendría que haber aplicado la prohibición de forma más gradual. "Primero, igual que ocurre con los ruidos y los aislamientos acústicos que nos exigen, nos podrían haber exigido también que no hubiera humo en los bares con extractores, con mejoras ventilaciones, con detectores... porque eso ahora se puede hacer con las nuevas tecnologías. Sin embargo, han decidido tirar por la calle de en medio y que seamos los más europeos de los europeos", lamenta.

A su juicio, los establecimientos más afectados por esta ley serán, por ejemplo, los restaurantes que sirvan bodas "o los bares de guiñote o de sobremesas de puro porque es muy incómodo salir fuera para fumar en medio de una comida o de una conversación".

Esperan cierta "permisividad"

Los hosteleros también están expectantes para ver finalmente cómo se aplica la ley "porque no sabemos quién va a denunciar y quién tendrá que pagar, el bar o el cliente". Sesé, además, no entendería que la Policía "se tuviera que dedicar a controlar todos los bares las 24 horas para denunciar a los fumadores y que fuera estuvieran los delincuentes a sus anchas". Por ello, esperan que la administración sea "permisiva" durante los primeros meses y también confían en la buena educación de los clientes, "porque si las personas de menos de 45 años ya preguntan si se fuma o no se fuma cuando entran a un bar, cuando esté prohibido en todos los lugares será más fácil adaptarse".