Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

jorge larrosa

Amor propio para triunfar

El tercer guardameta del Huesca se prepara para tener la oportunidad de defender la meta del conjunto azulgrana. Después de dos graves lesiones en sus rodillas está como "un avión" y listo para defender al club de sus amores.

Jorge Larrosa fotografiado ayer en la terraza del Casino Oscense.
Amor propio para triunfar
JAVIER BLASCO

Mi sueño a día de hoy es verme saliendo por el túnel de El Alcoraz, aunque sea tan solo un partido. Con esto, todo lo trabajado me valdrá". Jorge Larrosa (Huesca, 1985) suelta este entrecomillado como resumen de su sentimiento azulgrana.

El tercer portero del Huesca vuelve a tener ficha del primer equipo. Ha salido de dos duras lesiones. A sus 25 años, cuando le queda todo un largo trecho bajo los palos, ya tiene un interesante curriculum y por derecho propio forma parte de la Historia azulgrana. Lo ha pasado mal. Ha sufrido dos graves lesiones en ambas rodillas. Se rompió los cruzados. Lo peor que le puede ocurrir a un portero. Y ha pasado innumerables horas en el gimnasio para ponerse "como un avión", como le gusta decir. Sus largas jornadas de recuperación le dejaban "la mente en blanco, porque nunca ves la luz al final del túnel". Y si salió fue por su forma de ser. Se cuida al máximo. "Me considero un profesional pequeñito, porque hay que ser realista. En lo que es el fútbol y comparado con los grandes clubes, somos trabajadores de una pyme y si no se me ha hecho dura la recuperación es porque me gusta este mundo". "Esto hizo que lo viviera todo con alegría", suelta convencido.

Pero tampoco esconde los malos momentos, como cuando siquiera quería ir a El Alcoraz para ver a sus compañeros por pura "envidia", confiesa. El antídoto: refugiarse en el gimnasio para ir lo más rápido posible en su recuperación. En esos momentos difíciles recuerda especialmente las llamadas de Sorribas, de Robert, de Corona, de compañeros de otros años, y también del cuerpo directivo. "El doctor Sarasa, Agustín (Lasaosa) y Raúl (Ojeda) siempre han sido los primeros en llamarme y en animarme. Siempre me han tranquilizado". De hecho, su última renovación fue tras su última lesión. El club cumplió con la palabra dada con anterioridad y le firmó la continuidad con el único objetivo de que se recuperara. "Nunca tendré palabras suficientes para agradecer a Sarasa, a Agustín y a Raúl la tranquilidad que me han dado", subraya.

Pero antes de comprobar el lado más oscuro del fútbol fue parte activa en la historia más reciente del club de sus amores. Acumula dos play-off, un ascenso, dos permanencias; la decisiva parada de aquél penalti contra el Benidorm en 2007 y el partido de clasificación contra el Osasuna en Pamplona cuando nació la marea azulgrana en 2008. "Todas estas cosas me ponen los pelos de punta. Quién me iba a decir a mi hace cinco años que iba a disfrutar de todo esto. Esto me lleva a trabajar todos los días, porque nunca sabes cuándo va a llegar la oportunidad", asevera de forma aplastante. También se acuerda de aquél partido en Córdoba como titular en Segunda y esa derrota que, quizá, le apartó de la titularidad. Sabe que el tercer portero es el puesto más ingrato para un futbolista. "Nuestra forma de ver el fútbol es diferente a la del que está jugando", afirma. Sabe que necesita más que de un golpe de suerte para afianzarse de cara al entrenador. Por delante ha tenido (y tiene) a grandes guardametas. Y para todos tiene palabras amables. Los Navarro, Falcón, Doblas y los Andrés y Cabrero le marcan. "De todos he aprendido e incluso se me han pegado muchas manías de ellos", subraya.

Sigue convencido de que va a triunfar en el fútbol, un deporte del que, confiesa sin tapujos, "es un modelo de vida. Es ver la vida desde otro punto de vista", subraya.

Se considera querido por la afición y por la directiva. "Sé que me tienen un cariño especial, porque saben que vivo todo esto de manera particular. Si no estuviera en el equipo sería un forofo más, porque al Huesca siempre lo voy a tener en mi corazón".