Caza

Un sarrio con cuernos de oro

El cazador benasqués Dionisio Ciria ha abatido un ejemplar de 17 años, mítico en la zona de Ardonés _(Cerler), con el que bate el récord de la reserva. Es una de las mejores piezas de la historia de Aragón y España.

El cazador Dionisio Ciria y el guarda José Ramón Broto.
Un sarrio con cuernos de oro
áNGEL SAHúN

Sus cuernos son de oro, podría decirse que de diamantes. Y no es broma. No se trata de la materia sino de su forma y dimensiones. Sus medidas son perfectas y superan incluso la categoría de oro para los cazadores de sarrio. El ejemplar, un animal mítico de la zona de Ardonés en Cerler, fue abatido el martes por Dionisio Ciria, un cazador local que ha conseguido un récord en la reserva de Benasque. Será una de las mejores piezas de Aragón e incluso de España. "Es algo irrepetible, ya tenemos un récord en Aragón pero cazar un animal que va a pasar la historia es un orgullo", apuntaba Dionisio, miembro de una familia de cazadores.

Este animal de 17 años de edad, equivalente a un anciano de casi 100, será algo más que un trofeo colgado en la pared del salón o la bodega, se disecará completo y se podrá ver en el Hotel Ciria, propiedad del cazador. No solo sus cuernos son de oro, su precio también. Aunque varía en función de si el cazador es local o no, un permiso del Gobierno de Aragón para intentar abatir un sarrio supera este año y en esta reserva los 3.000 euros.

Es el precio que han abonado muchos cazadores de México, Australia o EE. UU., que se han desplazado esta temporada hasta la reserva de Benasque de 23.000 hectáreas para probar suerte. Pero aquí no vale el sombrero de paja y la ropa de camuflaje con el rifle por la ventana de un todoterreno como en un safari. Esta imagen exótica cambia por la de un montañero que tiene que salvar 1.000 metros de desnivel, con 30 centímetros de nieve y bajar después la pieza a la espalda, aunque este sarrio pesa unos 37 kilos. No va solo, pero tampoco hay batidas. Es el cazador frente al sarrio y, como testigo de que se cumple la normativa, un guarda de la reserva. En este caso, Juan Ramón Broto, fue quien acompañó a Dionisio Ciria.

Era su última oportunidad y su tercer disparo. Dionisio le tiró a unos 330 metros y lo abatió en la segunda jornada de caza que permite la licencia, en un paisaje inigualable con el sonido de fondo de las perdices pardillas. "En un día perfecto", describe Dionisio orgulloso de su captura. Pero llegar a ese instante mágico para un cazador no fue fácil.

Salió hace unos días con el guarda, para disfrutar de la primera jornada que permite la licencia. Llegó a alcanzar una altura de 2.600 metros tras salvar 1.000 metros de desnivel. Localizaron a su presa y obviaron otras con las que también podrían haber conseguido marcas de oro. Sin embargo, se dedicaron a observar el comportamiento del animal y se dieron cuenta de su edad porque vieron que otro macho lo echaba de su territorio a cotas más bajas. Lo tuvo a tiro, le disparó, pero ni siquiera lo hirió.

Fue en la segunda jornada, la del martes, y a una altura de 1.500 metros, en la que pudo conseguir su objetivo. Lo más sorprendente es que la cornamenta de un animal tan viejo pierde grosor, y en este caso tiene unas medidas ejemplares. Aunque están pendientes de validar, calculan que tendrá una puntuación de 108,2 puntos cuando con algo más de 90 ya es un trofeo de oro.

Elena Puértolas