MEDIO AMBIENTE

La basura prolifera a orillas de los embalses

En algunas zonas de baño de pantanos como la Sotonera o Barasona, los excursionistas tienen que convivir con bolsas de basura y residuos abandonados. La instalación de contenedores en los accesos no ha logrado erradicar las conductas incívicas.

La colocación de contenedores no ha frenado el abandono de basura junto a la Sotonera.
La basura prolifera a orillas de los embalses
JAVIER BLASCO

Las orillas de los embalses atraen cada año a más excursionistas para disfrutar de sus zonas de baño a la sombra de las arboledas. Algunas de estas áreas de esparcimiento se han convertido en vertederos incontrolados y la huella de los bañistas perdura en forma de latas de refrescos, plásticos o botellas, cuando no bolsas de basura llenas. Y la instalación de contenedores en los caminos de acceso no ha logrado frenar la suciedad esparcida por el suelo.

Las quejas se han multiplicado en los últimos días en el embalse de Barasona, donde numerosos bañistas habituales han denunciado la acumulación de basura en algunos tramos del pantano muy frecuentado por los amantes de los deportes acuáticos y en algunas 'calas' clásicas.

En ocasiones la basura aparece a escasos metros de los contenedores dispuestos al efecto, lo que habla bien a las claras de la falta de civismo. Y es sintomático también comprobar cómo la mayor parte de los residuos están próximos a lugares de fácil acceso con automóvil, desde donde no resulta difícil recoger los desperdicios y depositarlos en un lugar habilitado para ello.

Uno de los puntos donde los residuos sólidos se convierten en indeseables protagonista del paisaje de Barasona son las inmediaciones de la desembocadura del barranco del Sarrón, en la margen izquierda. Está en las proximidades de las antiguas salinas de Aguinaliu, en la arboleda que se encuentra a escasos 15 metros del cauce, a la altura de un mojón de la Confederación Hidrográfica del Ebro que lleva el número 772.

La visión no puede ser más desalentadora, con gran cantidad de desechos plásticos y orgánicos desperdigados por una amplia superficie, muy cerca del nivel de las aguas. Silvia, una joven de Torres del Obispo que suele bañarse en la zona, comenta que "es increíble lo guarros e inconscientes que podemos llegar a ser porque cualquier lluvia puede arrastrar las basuras hasta el pantano con los problemas de todo tipo que ello puede ocasionar".

Por no hablar, recuerda esta bañista, de la lamentable impresión que crean en una zona que, por su fácil acceso, frecuentan numerosas personas y en la que es habitual la presencia nocturna de grandes animales salvajes, como jabalíes o corzos, que bajan a beber al embalse y contribuyen a desperdigar los restos al hocicar entre ellos.

Hierros oxidados y alambres

La situación empeora, si cabe, ya que, anegados hasta hace unos días por las aguas y muy cerca de la orilla, se encuentran amasijos de hierros oxidados y alambres que constituyen un auténtico peligro para los bañistas. Por no hablar de las latas de conserva y refrescos que han acabado bajo las aguas y que aconsejan llevar calzado de baño para evitar riesgos innecesarios al sumergirse.

"Es un problema de educación ciudadana -dice Silvia-, pero también debería ser un problema de quienes gestionan el embalse y de los responsables políticos, porque estas basuras pueden acarrear serios problemas sanitarios".

En el embalse de la Sotonera, que también es una importante área de esparcimiento, se repiten los mismos problemas y tampoco aquí la instalación de contenedores ha conseguido frenar la presencia de basura en las zonas más frecuentadas.

Miguel Francisco García, francés de origen español, lleva 25 años veraneando en Aragón y frecuenta el embalse de la comarca de la Hoya. "Cada año es peor", asegura. También ha encontrado rastros de hogueras, pese a la prohibición de encender fuego y el peligro que entraña. "En algunos de los sitios donde iba a bañarme he llegado a recoger 15 bolsas de basura de 50 litros, botellas de plástico, vidrios... Una auténtica vergüenza", explica. Dice que en su país "es igual", aunque la policía forestal está vigilante. Reconoce, no obstante, que "en la Sotonera es difícil porque es un embalse muy grande y hay sitios muy escondidos".

El Ayuntamiento de Alcalá de Gurrea, que junto al de Lupiñén, tiene territorio en sus orillas, llegó a un acuerdo con la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para instalar contenedores de residuos urbanos en las zonas de baño, pero las bolsas de basura siguen apareciendo, incluso colgadas de las ramas de los pinos. "El Ayuntamiento recoge los contenedores con la misma frecuencia que los del pueblo, pero hay gente que sigue abandonando la basura junto a los árboles", explica Mercedes Minguijón, un problema, añade, que es común a muchas áreas naturales de recreo.

En su opinión, no se trata solo de poner medios para evitarlo, que ya se ha hecho, sino de sensibilizar a la población. "Nos gustaría que la gente se llevara una buena imagen del embalse, pero no podemos llenar las orillas de contenedores ni poner a un barrendero detrás de cada excursionista. Si generas basura, o la echas en los contenedores o te la llevas en el coche hasta el pueblo más próximo". Hay depósitos en las carreteras, junto al pueblo de Tormos y al club náutico, y en la zona conocida como La Atalaya, muy frecuentada.

Este año ha aumentado el número de bañistas, "no sé si por la crisis o porque este verano hay mucha agua en el pantano", señaló Minguijón, cuyo término municipal tiene 1.500 hectáreas anegadas, un 60% de la superficie. El resto pertenece a Lupiñén. Su alcalde, Joaquín Til, coincide en que se trata de un problema de civismo. "No podemos poner contenedores por todo el monte, los hay en los pueblos", y añade que cualquier botella rota es susceptible de provocar un incendio.

Zonas de especial protección

Además, La Sotonera está integrada en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), ya que se localiza en su ruta migratoria como escala entre Gallocanta y la cadena montañosa pirenaica. La presencia de basura puede poner en peligro las subvenciones que otorga Europa para estos espacios protegidos, advierte Joaquín Til,.

Por su parte, la Confederación Hidrográfica del Ebro recuerda que su competencia es la limpieza de zonas que puedan afectar al libre discurrir de los caudales, pero no la suciedad acumulada en las orillas. Tampoco se puede hacer cargo de la recogida de residuos. Ni el Reglamento del Dominio Público Hidráulico ni la Ley de Aguas contemplan sanciones por arrojar basura, aunque esté junto a los cauces.

A escasos metros de la orilla. Son muchas las personas que practican el baño y diversos deportes acuáticos en el embalse del río Ésera, en Graus. El entorno natural se ve afeado por los residuos abandonados, que además del impacto visual pueden derivar en problemas sanitarios.

Plásticos y restos de bicicleta. Estas imágenes, remitidas por un lector, corresponden a diversos puntos del pantano de la Sotonera. El Ayuntamiento de Alcalá de Gurrea ha instalado contenedores de basura, pero el problema persiste.