Pese a que nunca se puede estar seguro por aquello de que los meteoros siempre son impredecibles, la Agencia Estatal de Meteorología predice un cohete y un comienzo de fiesta con una temperatura propia de la canículas. Eso sí, anoche anunció riesgo de lluvias y tormenta en la provincia, un aviso que aunque no será alto, sí predice la posibilidad de que se acumulen hasta 15 mm en un hora.

Para hoy, en concreto, cuando Israel Gil prenda la mecha anunciadora de las fiestas en el balcón del Ayuntamiento, la temperatura superará con creces los 25 grados, para alcanzar durante la jornada una máxima de 32, algo menos que ayer. Habrá que esperar y cruzar los dedos para que no llueva.

Pero la noche será un poco más fresquita y los termómetros podrían incluso bajar de los 20 grados. Será en todo caso la noche más calurosa de las fiestas, siempre según la predicción de la Agencia Estatal. El día 10, ese tan señalado en todos los corazones de los osceses, el tiempo también respetará la máxima y está previsto que se registren hasta 33 grados de temperatura, con una mínima de 17. El calor, eso sí, aflojará el fin de semana, donde sí se espera que las máximas incluso no lleguen a los 30 grados. El viernes y el sábado las máximas serán de 28 y las mínimas, de 15 y 14 grados, respectivamente.

Podría parecer baladí la diferencia de unos grados. Pero no lo es. Esta misma semana, Adolfo Sesé, vicepresidente de Bares y Tapas de la Asociación de Hostelería de Huesca, recordaba que en Sanfermines los hosteleros se habían quedado satisfechos, precisamente porque el tiempo les había respetado". Ellos saben mejor que nadie lo que implica una jornada de tormentas, una situación similar a la que por ejemplo viven los feriantes durante esta semana.

Solo queda ya mirar al cielo, -¿azul?, casi seguro-, para disfrutar de un San Lorenzo en el que la fiesta volverá a provocar diferentes temas de conversación, pero por lo que parece el tiempo, esta vez, no será protagonista.