SD HUESCA

En manos del consejo

La continuidad de Calderón deberá ser refrendada o no en la reunión que está prevista a finales de semana.

El consejo de administración de la Sociedad Deportiva Huesca SAD se constituyó el pasado ocho de marzo en la Cámara de Comercio.
En manos del consejo
RAFAEL GOBANTES

La continuidad de Antonio Calderón en el Huesca va a depender en buena medida de la reunión que el consejo de administración de la sociedad anónima tiene previsto mantener esta semana. Hay opiniones diversas en el seno del club sobre la conveniencia de que el gaditano siga en el cargo un año más, de ahí que la entidad quiera medir bien su decisión.


La estructura del Huesca es más amplia desde que el pasado mes de marzo se constituyera el consejo de la nueva sociedad, con su presidente Fernando Losfablos a la cabeza. Si bien el peso de la dirección deportiva sigue recayendo sobre todo en el vicepresidente Agustín Lasaosa, que cuenta con el asesoramiento 'externo' de Petón e interno del gerente Raúl Ojeda, en los últimos meses hay más figuras con voz dentro del club azulgrana, fruto de su evolución organizativa, de la ampliación de su organigrama aunque sea por necesidades de forma.


El hecho de dar por concluido o no el ciclo de Antonio Calderón se considera una cuestión de la suficiente relevancia como para que pase por el filtro del consejo, con independencia del valor posterior que puedan tener las opiniones de unos y otros.


A favor de Calderón juega la clasificación de estos dos años, undécimo y decimotercero, con dos proyectos modestos que ha manejado bien. Ha quedado claro también que se trata de un técnico honrado en su trabajo, abnegado en la dedicación, en definitiva, un profesional cualificado.


Un desgaste lógico

En contra de que siga el míster andaluz aparecen otra clase de argumentos, como el desgaste acumulado respecto a un importante sector de la afición, que ha mostrado sus discrepancias especialmente en el tramo final del presente campeonato. Ciertos planteamientos o la forma de resolver complicaciones en los partidos han lastrado la credibilidad de Calderón no solo para una buena parte de la masa social, sino también dentro de la propia directiva e incluso del vestuario.


En este contexto de ausencia de unanimidad, el tercer proyecto con el mismo técnico podría nacer algo 'viciado', en el sentido de que el rasero de la paciencia si las cosas no marchan bien se vería disminuido por el puro agotamiento de la imagen. Si la espada de Damocles que escenifican los resultados ya es una gran amenaza en un mundo del fútbol de naturaleza impaciente, más lo sería para alguien que lleva mucho tiempo expuesto en el escaparate.


Calderón no es ajeno a todo esto, pero está dispuesto a asumir el reto. Quizá porque en la actualidad no tenga otro entre manos, a pesar de que dos buenas campañas en Segunda hayan podido alimentar su ambición de dirigir un proyecto de mayor calado.


Luces y sombras

Cuando acabó la Liga en el campo del Celta de Vigo hace diez días y cuestionado acerca de su continuidad en el banquillo azulgrana, el entrenador sacó enseguida a colación que existía "una cláusula" por la que podía "quedar libre". Fueron sus palabras textuales. Dos días después, en el amistoso de Sena, Calderón se arrimó a los medios y se apresuró a matizar que "nunca" había dicho que quisiera irse y que tenía "la palabra del club" para cumplir un año de contrato no firmado pero sí comprometido verbalmente.


No obstante, la 'palabra' de la que habla Calderón parece demasiado inclinada hacia el tejado de sus intereses. Con arreglo a ella, da la impresión de que el gaditano juega con blancas, ya que estaría en su mano decidir si prolonga su estancia en Huesca y, al mismo tiempo, gozar del derecho a cambiar de proyecto si le surgiera algo apetecible. Resulta lógico, entonces, que el Huesca disponga también de la oportunidad de valorar lo que es mejor para sus necesidades, sin descartar un giro en la dirección técnica.