Raphael descarga su potente voz sobre el escenario de un Teatro Olimpia abarrotado

Con unos sonoros aplausos. Así recibieron ayer los oscenses a Raphael nada más salir al escenario del Teatro Olimpia, y este les correspondió con creces en una velada llena de sentimientos y recuerdos que se alargó hasta casi la medianoche. Pasaban 15 minutos de la hora fijada, las 20.30, cuando el artista se subió al escenario enfundado en un traje de chaqueta negro y una camisa blanca y acompañado tan solo por el pianista Juan Esteban Cuacci. Ambos, sin saludo previo, ofrecieron un recital íntimo en el que repasaron una selección de 34 temas de los 50 años que lleva el artista en los escenarios.

Cerca de 700 afortunados (las entradas estaban agotadas desde el lunes) siguieron de cerca los aspavientos y las modulaciones en la voz del cantante, que comenzó con 'Cantares', el tema que Joan Manuel Serrat le regaló en el último disco. Continuó con 'Ahora', compuesta por el zaragozano Enrique Bunbury, mientras que en la tercera canción Raphael entonó 'La noche', con la que volvió a sus primeros tiempos, aquellos en los que la imagen de la televisión era en blanco y negro. Aunque, a juzgar por lo que demostró anoche (y a sus 65 años) no se ha dejado sus formas histriónicas por el camino.

El viaje por el tiempo a través de los sonidos del cantante viró desde temas míticos de su primera etapa como 'Inmensidad', 'Digan lo que digan' y 'Qué sabe nadie', y otros tantos grandes éxitos, entre los que no faltó 'Escándalo' y 'En carne viva'. Muchos de estos temas ya los entonó en sus anteriores actuaciones en la capital oscense, al menos dos, en la década de los 90 y en el anterior escenario del Olimpia. Pero la apoteosis final, entre aplausos del entregado público, llegó con 'Como yo te amo' y 'Yo soy aquel', las elegidas para cerrar su paso por la capital oscense. El auditorio se volverá a llenar el próximo viernes 28 de mayo con la actuación de Faemino y Cansado, para la que los tiques ya están agotados.