HUESCA

"Cavamos dos horas en la nieve y luego nos tumbamos a esperar en el iglú a 4 bajo cero"

Los escaladores que pasaron la noche en un vivac a 2.600 metros, en Peña Telera, se recuperan de las congelaciones.

Juan José Vivar y James Chávez, dos de los escaladores rescatados el domingo por la Guardia Civil, en su habitación de la MAZ
"Cavamos dos horas en la nieve y luego nos tumbamos a esperar en el iglú a 4 bajo cero"
JOSÉ MIGUEL MARCO

"Pasamos la noche en un iglú a 4 bajo cero que no era ningún palacio, pero estuvimos tranquilos en todo momento porque no estábamos perdidos y sabíamos que en cuanto amaneciera nos iban a subir a buscar". Son palabras de Juan José Vivar, uno de los seis escaladores que el domingo pasaron la noche en un vivac a unos 2.600 metros de altitud, cerca de la cumbre de Peña Telera, al no hallar la ruta de regreso. Por la mañana fueron auxiliados por especialistas de la Guardia Civil de Panticosa, que se jugaron la vida en el rescate ya que la nieve llegaba a la cintura y la visibilidad era de solo 5 metros.


Juan José Vivar, de 34 años y vecino de Seseña Nuevo (Toledo) compartía ayer habitación en la Mutua de Accidentes de Zaragoza (MAZ) con uno de sus dos compañeros de ascensión, James Chávez, de 35 años y de origen filipino aunque con nacionalidad española. "Nos han dicho que van a tardar en curarse las congelaciones porque son complicadas, pero no son muy graves", afirmaron.


En una habitación contigua descansaban los otros dos montañeros que tuvieron que ser ingresados tras el rescate, Andrew Taylor, de 49 años y de origen británico, y su hijo de 17 años, también con congelaciones en manos y pies. Otros dos escaladores, Miguel Fernández, de 29 años y vecino de Madrid, y Samuel D., de 19 y de nacionalidad inglesa, no tuvieron que ser hospitalizados.


La aventura de Juan José Vivar y de sus dos amigos comenzó el sábado por la mañana, cuando salieron en dirección a Peña Telera (2.748), en Hoz de Jaca. Eligieron el corredor de la Gran Diagonal ya que uno de ellos ya había ascendido esta vía. En el camino se encontraron con el grupo de ingleses "y fuimos subiendo a la par y ayudándonos", explicó Vivar.


Pero calcularon mal el tiempo y alcanzaron la cumbre ya de noche. Intentaron buscar la ruta de descenso, pero les fue imposible "porque había mucha nieve". Sobre las 23.00, avisaron a la Guardia Civil, que en un principio les informó de las posibles alternativas de descenso. "Nos dijeron dónde estaban los rápeles para bajar, pero ante el riesgo de caernos por algún precipicio, decidimos hacer una cueva de nieve", relató Juan José Vivar, quien aseguró que nunca antes habían construido un iglú, "pero nos habíamos informado de cómo se hacía porque aunque nunca esperas tener que pasar una noche así, hay que estar siempre prevenido".


A medianoche empezaron a cavar con unos piolets y unas anclas de nieve que usaron de palas. "Y después de dos horas cavando, vimos que ya cabíamos los seis y nos tumbamos dentro a esperar". Así, en un agujero de 2 metros de largo por 1 de ancho y 1 de alto pasaron "muy juntos" la noche.


Cuando amaneció, llamaron a la Guardia Civil, que a las 8.00 activó el rescate, en el que participó también un médico del 061. El helicóptero llegó enseguida a la zona pero se topó con una fuerte ventisca que le obligó a dejar a los socorristas a 400 metros por debajo de los montañeros. "Era imposible acercarse más porque podía causar una avalancha", apuntaron desde la Guardia Civil. En un segundo vuelo, pudieron depositar a otro grupo de especialistas a solo 100 metros de ellos.

Aletargados por el frío

Al llegar al iglú, encontraron a los seis escaladores con síntomas de hipotermia, principios de congelación "y muy aletargados por el cansancio y el frío". Por ello, les suministraron bolsas de calor, bebidas calientes y ropa de abrigo.


Tras bordear el pico Cima Capullo, llegaron al corredor de la Y, donde ayudaron a los montañeros a bajar tras colocar una línea de rápeles. El descenso continuó luego a pie hasta que encontraron a otro grupo de socorristas que les dieron más bebidas calientes, raquetas y material. A las 16.00 llegaron a Lacuniacha, en Piedrafita de Jaca, desde donde fueron evacuados primero al centro de salud de Escarrilla y finalmente, tres de ellos, al Hospital San Jorge de Huesca (uno en helicóptero y dos en ambulancia).


Pese a todo, Vivar quitaba hierro a lo sucedido. "Ha sido una mala experiencia con la que aprendes a valorar ciertas cosas y ya está, la montaña es así", dijo.