El empresario José Porta, propietario de Harinas Porta, ha asegurado que la empresa tenía todas las medidas posibles para garantizar la seguridad de los trabajadores y ha insistido en que el accidente ocurrido en abril de 2005, que costó la vida a cinco personas y heridas a otras catorce, fue absolutamente imprevisible.

Así lo ha declarado en el juicio que ha comenzado en el juzgado de lo penal de Huesca por su presunta responsabilidad en la explosión que se produjo en la harinera de su propiedad, ubicada en el casco urbano de la ciudad.

José Porta, a preguntas del fiscal y de los abogados, ha explicado que desde su llegada a la empresa familiar en el año 2002 intentó llevar a cabo una reforma en la organización, y una de las cuestiones a las que prestó una especial atención fue la prevención de riesgos laborales.

Por ello, se contrató a un técnico superior de riesgos laborales, se formó un comité de seguridad y salud, a pesar de no ser obligatorio por ley al tratarse de una empresa de no más de 50 trabajadores, e incluso se contrató a una empresa externa que desarrollara una auditoría con el objetivo de saber si toda la política de prevención era la correcta, ha agregado.

"Este fue mi compromiso activo con la seguridad" en la harinera, ha reiterado el empresario, quien además ha hecho hincapié en que no se incumplió ninguna medida de seguridad, porque todos los equipos de trabajo estaban adaptados a la nueva normativa e incluso después del accidente "nadie advirtió" que había que modificar alguno de los sistemas que funcionaban.

El ministerio fiscal solicita para José Porta tres años de prisión por un presunto delito de imprudencia en concurso con otro contra la seguridad de los trabajadores, mientras que la acción popular promovida por CC. OO. pide penas que suman 62 años de cárcel como presunto responsable de cinco delitos de homicidio por imprudencia y trece de lesiones.

El empresario ha negado su responsabilidad penal yo ha recordado que desde un primer momento asumió una posible responsabilidad civil para "no alargar el sufrimiento de las víctimas", a quienes ya se ha indemnizado.

El accidente se produjo en la tarde del 14 de abril de 2005, a causa de una explosión que provocó graves daños en la harinera y la alarma entre los vecinos de la planta a cuya reapertura se han opuesto.