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La montaña se cobra 25 muertos en 2008, uno de los años más trágicos en la última década

Esta cifra supone un aumento del 30% respecto a 2007, que se cerró con 19 fallecidos. En 2005, hubo un total de 26.

Los equipos de rescate buscan a la mujer sepultada por un alud en Benasque, el pasado diciembre.
La montaña se cobra 25 muertos en 2008, uno de los años más trágicos en la última década
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Veinticinco personas fallecieron el pasado año en la montaña oscense, seis más que en 2007, lo que supone un repunte del 30% respecto al ejercicio anterior. No obstante, no es el peor dato de los últimos años, puesto que 2005 se cerró con 26 víctimas. Y echando la vista más atrás, destaca 1995, cuando se registraron 29. La mayoría de los trágicos sucesos del último año se han producido en alta montaña, por encima de los 2.000 metros de altitud, pero el aumento de los accidentes de barranquistas, animados por el fuerte caudal, también ha marcado un 2008 en el que el número de rescates realizados por la Guardia Civil del Alto Aragón supone la mitad de los que se practican en toda España (627 a finales de noviembre).


En el presente año, los especialistas de la benemérita han llevado a cabo cerca de 340 rescates, un cinco por ciento más que el pasado año. Según las estadísticas, los meses veraniegos y los puentes festivos son las fechas de mayor trabajo, días en los que la media de auxilios que realizan los equipos de rescate de la Guardia Civil se sitúa en torno a los tres, como en el pasado mes de julio (88). No obstante, algunos fines de semana del estío, estos grupos de élite han llegado a realizar hasta una docena.


“Julio y agosto son los meses más fuertes de trabajo”, reconoce el capitán Pedro Garijo, jefe de los equipos de rescate en el Alto Aragón. “Son periodos vacacionales y a mayor afluencia, mayor accidentabilidad, sobre todo en los barrancos”, explica. Según este experto, “el fuerte caudal que este año llevaban los barrancos” durante la recta final de la primavera y el verano han hecho que esta actividad “resultara muy atractiva para los deportistas” y que muchos se lanzaran a la aventura.


Sin embargo, en este medio, a pesar de los numerosos auxilios practicados, solo se ha registrado un accidente mortal en abril, en los Oscuros de Mascún. Ha sido la alta montaña la que mayor número de víctimas se ha cobrado, casi la mitad de las registradas este año.

 

Cuatro fallecidos por aludes

Pero a Garijo uno de los datos que más le llaman la atención es el número de muertos atrapados por un alud, cuatro en 2008. “Siempre tenemos alguno, pero este año el número de fallecidos es importante”.


La última víctima se registró el pasado puente de la Constitución en la zona de Los Llanos del Hospital de Benasque, donde una avalancha atrapó a una montañera catalana. Los otros tres deportistas murieron a principios de año al ser sorprendidos por un alud en Formigal. “Fue tras la primera gran nevada de la temporada y el otro caso, el del 7 de diciembre, inmediatamente después de una semana borrascosa”, describe el capitán, quien añade que en ambos casos coincidió que fue en un periodo vacacional, de gran afluencia en el Pirineo, y justo “el primer día de buen tiempo después de nevar”.


Otro dato importante es que, igual que en 2007, más de la mitad de los rescatados no estaban federados. “No quita para sufrir accidentes, la última fallecida, en el alud en Benasque, lo estaba. Pero se presupone que un federado también se liga a un club que además de fomentar la práctica del deporte, oferta cursos de formación para prevenir accidentes”. Y subraya que, si bien el rescate de la Guardia Civil es gratuito, la ficha federativa conlleva ciertos seguros que cubren la prestación sanitaria.

 

Atención a las nuevas nevadas

Garijo también hace hincapié en las condiciones en las que ahora se encuentra la montaña. “La situación anticiclónica del inicio de semana ha contribuido a transformar la nieve y a que se cohesionen las diferentes capas”, un hecho que ha rebajado el riesgo de aludes. Pero advierte que la borrasca que entra de nuevo dejará más nieve y que, antes de salir al monte, “hay que prestar atención a cómo se deposita y a su evolución, condiciones que determinarán el riesgo de aludes de los próximos días”.