HUESCA

Más de 40 policías desalojan cinco chabolas ilegales en una antigua gasolinera de Huesca

Los "okupas" han tenido atemorizados durante casi año y medio a muchos vecinos del barrio del Perpetuo Socorro

"Menudo peso que nos han quitado de encima". Estas fueron ayer las palabras de Julia Moré, una vecina de 78 años del barrio del Perpetuo Socorro de Huesca que, junto a su marido, José Villacampa, de 86, se sentía aliviada porque a partir de ahora ya podrán empezar a dormir tranquilos después de vivir más de un año con una continua sensación de pánico. Y es que durante todo este tiempo, han tenido que soportar las molestias que les ocasionaban cinco familias de etnia gitana que habían ocupado ilegalmente unos barracones de la antigua gasolinera Niágara, ubicada en el número 90 del Paseo de Ramón y Cajal. Ayer, en medio de un gran despliegue policial, una excavadora derribó las chabolas.


En ellas han llegado a residir hasta 11 inquilinos, entre ellos varios menores, correspondientes a 5 familias distintas, algunas de la cuales habían llegado de La Rioja y País Vasco. Solo dos vivían en el asentamiento de forma permanente y el resto lo ocupaban ocasionalmente, como Antonio H. G., alias "el Chuvi", un vecino de Grañén que únicamente se alojaba allí algunos fines de semana.


Dos detenidos por robos

La operación se saldó sin incidentes, salvo algún enfrentamiento dialéctico, ya que los inquilinos de los barracones, a los que el Ayuntamiento de Huesca ya notificó la semana pasada la orden de desalojo autorizada por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo, abandonaron el asentamiento la madrugada del miércoles. "Esta noche les hemos oído gritando y diciendo que se iban", dijo Julia Moré. Además, dos de los habituales moradores fueron detenidos el lunes por la Policía Nacional como presuntos autores de varios robos con fuerza ocurridos en la capital.


Julia Moré y José Villacampa, que residen en una vivienda de dos plantas que linda con la vieja estación de servicio, fueron los primeros en alzar la voz tras sufrir el año pasado dos empalmes de luz ilegales por parte de estos 'okupas' que hicieron que su factura subiera a más de 80 euros, cuando lo que pagaban normalmente eran unos 35. A raíz de ello, se vieron obligados a colocar unas vallas metálicas en la zona de los corrales para impedir que invadieran de nuevo su propiedad. A todo ello se sumaba el insoportable olor que desprendían las hogueras que encendían.


Estas quejas llevaron a la Asociación de Vecinos del Perpetuo Socorro a exigir en enero al Ayuntamiento y a los Servicios Sociales que tomaran medidas para resolver esta situación ya que, aseguraban, estaba provocando "tensión, miedo, rabia y peligro a todos los vecinos". Además, denunciaron que estas personas habían llegado a disparar con escopetas de balines y a tirar piedras a usuarios de la Ciudad Deportiva.


Equipos antidisturbios

La operación de desalojo comenzó a las 7 de la mañana. Más de 40 agentes de la Policía Local y Nacional se desplazaron a la zona con equipos antidisturbios como medida de precaución (el último desahucio forzoso ocurrido en Huesca acabó con dos detenidos). Tras acordonar el entorno de la vieja gasolinera y comprobar que no había nadie dentro de las chabolas, se dio permiso a una pala excavadora para que entrara en el solar y ejecutara la demolición, la cual se prolongó durante toda la mañana por la gran cantidad de basura acumulada.


El concejal de Seguridad Ciudadana, Luis Felipe, supervisó toda la operación y se felicitó de que los agentes no hubieran tenido que emplear la fuerza. "Una ciudad no puede consentir estos asentamientos que además de vulnerar una propiedad privada, genera muchos problemas al conjunto de ciudadanos", señaló.


La jornada de ayer fue el final de un largo proceso burocrático que se inició en enero de 2007, cuando la Policía Local hizo el primer informe alertando de la existencia de estos 'okupas'. Tras numerosos trámites administrativos y judiciales, el Ayuntamiento obtuvo el 27 de marzo la autorización del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo para desalojar y derribar los barracones, aunque finalmente los trabajos de demolición han corrido por cuenta del propietario del solar. El juez dio un año de plazo y ordenó que antes de que entraran las máquinas, se efectuara un requerimiento de abandono voluntario a los inquilinos para que sufrieran "los menores perjuicios posibles".