Reza una máxima taurina que es mejor que Dios te libre de un toro bravo. Y qué razón. Eso debió pensar Serranito al ver saltar al ruedo al segundo de la tarde. Al de su vuelta tras unos años en el retiro. Armónico y bien hecho pero con esa mirada viva propia de su encaste. Un trago. Y una oportunidad. El animal derrochó casta y fiereza en todos los tercios. Se empleó en dos fuertes puyazos y puso en apuros a unos subalternos que hicieron del segundo tercio un capeo propio de un pueblo. Serranito tragó saliva y decidió tirar la moneda para demostrar que sigue siendo un gran torero. Un esfuerzo tremendo con un toro tan exigente como fiero. Desarrolló peligro por ambos pitones y avisó al matador en varias ocasiones. No le importó. Paúl se volvió a poner. Una y otra vez. Hasta que lo prendió de una manera feísima. Iba herido y ni se miró. Montó la espada, le dejó media en lo alto y lo despidió con el descabello.

Tras pasar por la enfermería y con una grave cornada salió a matar al quinto. Con un par. Voluntarioso en todo momento, tragó con la corta embestida de su oponente y se pegó un arrimón de susto en el tramo final de la faena. Lo pasaportó de una entera y vio como el presidente le negaba una oreja de ley. Una pena.

Emilio de Justo llegaba a Huesca con la vitola de ser una de las revelaciones de la temporada y no dejó indiferente a nadie. Con el noble pero exigente tercero pecó de falta de ajuste y falló con los aceros. Con el sexto fue otro cantar. El animal se dejó pegar en el caballo y puso en apuros con los rehiletes a un Ángel Gonzalez que estuvo tremendo. Como de Justo con la muleta. Templado y con gusto, marró su labor con los aceros. Qué pena.

Juan Bautista ejerció magníficamente de director de lidia. Sin embargo, con el flojo primero tomó demasiadas precauciones y todo quedó en nada. Con el buen y noble cuarto, jamás se entendió. Amontonado, no le encontró la distancia y terminó aburriendo al animal.

Un emocionante segundo toro

No fue la mejor corrida de Adolfo Martín. Pero tuvo su interés. El segundo fue un gran toro de los que se echan en falta. Bravo, encastado y fiero supo siempre lo que dejaba atrás y no perdonó al banderillero Rafael García al que lesionó de la muñeca derecha en un feo derrote.

Por su parte, Paúl Abadía ‘Serranito’ fue operado en la enfermería de la plaza de toros de una herida por hasta de toro en la región perianal izquierda presentando dos trayectorias: una hacia adelante y adentro de unos 20 centímetros que llega a la pared posterior del pubis con arrancamiento de colaterales venosas y nervios, y otra hacia atrás de unos 10 centímetros que llega a Isquion. Se produjo el traslado al hospital y el pronóstico era grave.

No obstante, el último parte médico emitido asegura que el diestro ha pasado una buena noche, sin dolor ni fiebre. Además, el drenaje ha funcionado correctamente y con poca cantidad. De hecho, debido a la buena evolución no se le han realizado, por ahora, pruebas diagnósticas. Serranito se encuentra animado y acompañado de su mujer