El reducto medieval de Montañana ha cobrado este fin de semana una nueva vida en los mismos lugares donde hace mil años se desarrollaban las escenas que se recrean ahora en una actividad que por primera vez se ha abierto al público. Cerca de 40 recreacionistas llegados de Cataluña, País Vasco, Segovia, Navarra, Zaragoza y otros puntos de la provincia de Huesca convierten al visitante en testigo de la historia desde ayer hasta el día 23.

Como si el tiempo se hubiera detenido al deambular por sus calles empedradas, el público pudo ver este el único hospital de Aragón del siglo XIII, un edificio que se ha transformado en el lugar en el que los monjes de entonces servían a caballeros, nobles y peregrinos a su paso. Una vez pasado el puente medieval estaba el carpintero con sus herramientas y artilugios elaborando juguetes de la época, y se podía conversar con el guardia armado en las inmediaciones de la torre de la cárcel, quien no dudó en explicar a los interesados las técnicas de ataque y defensa.

El presidente de la Diputación de Huesca, Miguel Gracia, participó este sábado en la primera de las tres jornadas de esta recreación, junto con el alcalde de Puente de Montañana, Javier Bergua, y la presidenta de la Comarca de la Ribagorza, Lourdes Pena. Estuvieron acompañados por Javier Torres, guía turístico y representante de la Fundación Montañana Medieval, y Eduardo Marco, presidente la asociación cultural El Viejo Reino, de la que parte esta iniciativa con la colaboración del resto de administraciones y entidades.

Torres explicó el proceso de recreación física de distintos espacios, que se ha llevado a cabo "usando materiales y técnicas de la época, en el mismo entorno y con los mismos elementos que fueron escenario de episodios bélicos, humanos, culturales...". Así se ha hecho con el puesto de asedio en la torre fortificada, la musealización de la escena de nombramiento de un caballero en la iglesia de Baldós y en una casa del siglo XIX como muestra del último episodio de población en la villa.

Esta recreación medieval también ha servido para poner en marcha el horno donde se cocía el pan en la época y que Javier Bergua anunció que se acabará de recuperar con financiación de la DPH, al igual que ya se hizo con la Casa de los Maestros y que ahora sirve de oficina turística. El alcalde tiene las miras puestas en "la promoción turística" y en "ir dando más servicios al visitante", al mismo tiempo que se sigue salvaguardando la historia.

Los turistas que llegan a Montañana han ido incrementándose hasta contabilizar en el último año los 12.000, solo con los datos registrados en el centro de acogida. "Esto demuestra que la recuperación de este conjunto puede servir de motor turístico para esta zona del Noguera Ribagorzana", indicó Miguel Gracia. El presidente de la Diputación puso de relieve al que él califica como "un pueblo museo". "No se queda paralizado a partir de los años 60, con riesgo de caer en la ruina sino que la Montañana de hoy es un ejemplo de colaboración territorial de distintas administraciones en labores de restauración y servicios", apostilló.

Un poblado del siglo XI

El próximo proyecto será reconstruir un poblado medieval del siglo XI con sus elementos representativos, torre, oratorio, un pozo, la noria, cabañas… No se ha concretado la fecha, pero será después de la festividad del Pilar cuando se lleve a cabo una recreación aún mayor que la que se realiza durante estos días.

El pueblo de Montañana ha mantenido el patrimonio románico y medieval que le llevó a ser declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1984. En el siglo XI, se levantó la fortificación que formaba parte de la línea fronteriza desplegada a lo largo de los reinos y condados pirenaicos, propiciando la reconquista. Fue a partir de entonces cuando se sucedieron los hitos constructivos e históricos de este núcleo.

De todo ello se hablará este puente de San Jorge mientras en la herrería se fraguan clavos y bisagras, el zapatero confecciona calzado de la época o los sastres trabajan con las pieles de animales.