Una mañana de revolcones sobre el albero y los últimos varazos del Inglés

Entre los madrugadores y los que empalmaron con la fiesta nocturna consiguieron llenar este lunes más de media plaza para disfrutar de la última suelta de vaquillas de estas fiestas, que resultó algo accidentada. Unos cuantos valientes se atrevieron a saltar al albero pero solo unos pocos dejaron buenos recortes para el respetable.

Aunque no hubo que lamentar ningún percance grave, los voluntarios de Cruz Roja tuvieron que trasladar al hospital a tres jóvenes que sufrieron revolcones. Uno de ellos estaba politraumatizado y los otros dos recibieron varios golpes y se les llevó al hospital para que les hicieran radiografías. Entre las 17.00 del domingo y las 17.00 de ayer, Cruz Roja asistió a 14 personas con 5 traslados hospitalarios.

Además, una de las vaquillas llevó el susto a la grada al conseguir saltar dentro del callejón, pero finalmente pudo ser liberada sin problemas. Durante la penúltima mañana festiva, la charanga trató de animar el ambiente pese a que el público estuvo más frío que en otras ocasiones quizá por el cansancio acumulado.

También se despidió de las fiestas la Comparsa de Gigantes, Cabezudos y Caballicos, que además de la compañía musical de Gaiteros de Tierra Plana, contaron también con la ayuda de los Gigantes de Sena. Niños, jóvenes y adultos esperaron ansiosos la salida del desfile, que partió desde la plaza de la Catedral y recorrió el Coso Alto hasta llegar a la plaza de Luis López Allué, desde donde regresaron al Ayuntamiento. Los más pequeños disfrutaron de los bailes y también se dieron más de una carrera, entre risas, para esquivar los varazos del Inglés y compañía.

Entre el público había fieles como Francisco Campos. "Suelo venir todos los años a ver a los gigantes y cabezudos porque le gustan a mi hijo y para recordar también cuando mi padre me acompañaba a mí de pequeño".