INMIGRACIÓN

En Aragón viven ya 60.000 rumanos, que suman el 38% del total de los inmigrantes

En España tienen fijada su residencia 665.000 personas llegadas de Rumanía, de las que un 9% residen en territorio aragonés. El colectivo acoge con "escepticismo" y "frialdad" el reciente llamamiento de su Gobierno para retornar a trabajar al país.

En la Comunidad aragonesa residen ya alrededor de 60.000 rumanos. Aragón acapara así casi el 9% de los inmigrantes de este país que vienen a España. Según el último informe elaborado por el Observatorio Permanente de la Inmigración, con datos a 31 de marzo de 2008 sobre extranjeros con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor, en Aragón se contabilizan 59.792 ciudadanos procedentes de Rumanía. En todo el territorio español hay 664.880.


Rumanía sigue liderando con creces la lista de los países de origen de los extranjeros afincados aquí. Este colectivo es el 38,03% de la población inmigrante aragonesa, que suma un total de 157.206 personas. Muy por detrás le siguen Marruecos con 17.595 residentes, Ecuador con 12.619 y Colombia con 7.580. En el ranquin nacional, la Comunidad aragonesa es la sexta en cuanto a número de rumanos residentes, por detrás de Madrid, Valencia, Andalucía Cataluña y Castilla-La Mancha. Por provincias, en Zaragoza habitan 46.456 rumanos, en Huesca 7.999 y en Teruel 5.337.


Buena parte de ellos se ocupa en la construcción y, en menor medida, se reparten entre la hostelería y el servicio a domicilio. Y, de momento, están decididos a proseguir en tierra aragonesa su proyecto de vida. De ello da fe el "escepticismo", la "frialdad" y hasta el "recelo" con el que han acogido el reciente llamamiento de su Gobierno para volver al país, necesitado de mano de obra.


Su entrada en la Unión Europea en enero de 2007 y, con ello, la llegada de fondos comunitarios, ha reactivado la economía. El mercado laboral rumano está cambiando gracias a la entrada de inversiones extranjeras (multinacionales como Nokia y Ford), y a las ayudas de la Unión Europea, que están lanzando el desarrollo de las infraestructuras.


Por ahora, y aunque el paro empieza ya a hacer estragos en la población inmigrante, y más en un sector como el del ladrillo, la iniciativa no encuentra demasiado eco. No hay datos oficiales, se trata de una decisión personal, y la embajada de Rumanía en nuestro país aún no ha realizado un seguimiento. Eso sí, siempre hay excepciones.


"Aquí se perfila la crisis económica, pero el planteamiento de retornar todavía parece lejano. Muchos quieren regresar algún día, pero en unas condiciones decentes y con un contexto de prestaciones sociales que esté a la altura del que gozamos en España", comenta Ángela Otea, presidenta de la asociación Rumanía Intercultural. Al mismo tiempo, también quiere dejar claro que son conscientes de que "Rumania no se levantará hasta que regresemos una parte de nosotros, la gente quiere volver, pero espera cambios sociales y políticos". Su opinión es compartida por un buen puñado de compatriotas y responsables sindicales aragoneses que trabajan en el tema de la inmigración.


La vuelta no compensa


Volver al tajo a casa, hoy por hoy, no compensa. Las diferencias entre las condiciones laborales resultan todavía demasiado grandes. En Rumanía, el salario mínimo interprofesional ronda los 150 euros para trabajadores sin cualificar, y el salario medio no supera los 450 euros. Aunque un profesional cualificado puede llegar a ganar 1.000 euros, muchos creen que esta promesa se quedará solo en buenas palabras.


"La mayoría de los puestos que se ofrecen son en lugares fuera de las grandes ciudades, donde se han puesto en marcha infraestructuras de acogida, y esta forma de vida no es atractiva", relata Ángela Otea. "Hemos escuchado la declaración de algún político sobre los incentivos a las empresas que contraten a personal altamente cualificado, que luego entre comillas añadía que sería así cuando se pudiera demostrar. Un detalle que genera algo de sospecha", concluye.


"Recuperar la confianza"

"La gente no piensa solo en el dinero, sino también en las condiciones de vida para ellos y sus familias. Además, sigue mirando con recelo hacia el aparato administrativo del Estado y tiene que recuperar la confianza en él", reconoce el secretario de Formación y Empleo de CC. OO. Aragón, Andrés Esteban. "Se está hablando de la necesidad de medio millar de trabajadores, pero solamente de unos 11.000 cualificados y no se garantiza la homologación de las titulaciones y los estudios, lo que también supone una cortapisa", añade. Los salarios de los que se habla no son suficiente atractivo. "Las retribuciones significan un tercio de las que perciben aquí, y el nivel de vida podemos calcular que está en un 70% igual que el nuestro", hace notar Esteban.


A finales del pasado mes de abril, CC.OO. Aragón, en colaboración con la Confederación Sindical de Rumanía (CSDR) presentó la iniciativa "De Este a Oeste", que contempla medidas informativas dirigidas a los trabajadores rumanos que quieren viajar hasta la comunidad. En el tiempo que ha transcurrido, sí se ha notado un incremento en las visitas a la página web, que han pasado en mayo de 3.000 a 7.500.


Desde el Centro de Información para Trabajadores Inmigrantes de CC.OO. Aragón, su técnico, Carlos Señor, transmite esta misma sensación. "Se percibe bastante escepticismo mientras no esté claro que se trata de una opción muy sólida. Se trata de una medida a medio y largo plazo, cuyo resultado se podrá valorar en el futuro", señala Señor.


Para el responsable del departamento de inmigración de UGT Aragón, Antonio Ranera, las raíces que muchas familias rumanas tienen ya en esta tierra pesan a la hora de plantearse el retorno.


"Hay personas que llevan aquí entre 4 y 6 años, y se sienten en parte aragoneses, y aquellas parejas que han tenido hijos valoran mucho la situación de estos y el arraigo que crean los amigos. La noticia ha suscitado interés, pero de momento no parece que una gran respuesta". No descarta que llegue a producirse un "flujo importante" entre Rumania y España.