​Una campaña pintada con líneas rojas y centrada en los pactos, el voto útil y los indecisos

Los partidos han afrontado unas semanas electorales especialmente intensas.

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de Aragón
Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de Aragón
O. DUCH Y J.M. MARCO

Y terminó. Este viernes se puso punto final a la campaña electoral aragonesa con diferentes actos en Zaragoza. Unas semanas especialmente intensas (más que en otras ocasiones, según reconocen los propios candidatos cuando los micros están apagados) y marcadas por la aparición de fuerzas emergentes, el intento de hacer propio el voto útil y la caza del indeciso. También ha jugado un papel relevante la expresión de moda, aquella que habla de 'las líneas rojas', que se ha podido escuchar y leer de la boca de todos los futuribles.


Estas líneas rojas representan aquella medida o propuesta que un partido no aceptaría a la hora de apoyar a otro para formar Gobierno. Y si todos los cabeza de lista han echado mano del enunciado es porque tienen interiorizado que no habrá mayorías absolutas y que las simples lo serán más ajustadas que nunca. Con este escenario y la lluvia de sondeos, las dos últimas semanas se han convertido en un baile de predicciones: tal pactará con cual, aquel apoyará a éste... para llegar a la noche clave sin que nadie se haya llegado a mojar.


Los que sí se han implicado en Aragón han sido los líderes nacionales, que cada cuatro años suelen dejarse caer por Zaragoza (y a veces, incluso, por sus alrededores) para arropar a sus barones territoriales. Unas visitas que se ha intensificado una vez arrancada la campaña (dicen que por los ajustados resultados que arrojan los 'trackings' internos). El PP rozó el póquer de líderes con las visitas de Aznar, Saénz de Santamaría y Rajoy en apenas una semana y Sánchez hizo lo propio en la Multiusos en su tercera visita a la capital aragonesa en lo que va de año. Podemos aireó el jueves a la plana mayor de la formación, también en el Auditorio. Ningún partido se atrevió a jalear a los suyos en la plaza de toros de La Misericordia, un recinto con un aforo que se antojó excesivamente elevado.


Alberto Garzón y Albert Rivera tampoco faltaron a la cita con sus candidatas aragonesas, Patricia Luquin y Susana Gaspar. E incluso Rosa Díaz se dio un paseo por el eje del tranvía para recordar que los magentas siguen adelante tras el gran cisma interno.


Entre tanto, las fuerzas propiamente aragonesas, CHA y PAR, pueden contar su campaña por kilómetros, los que han recorrido por el Aragón rural, con numerosos actos en los más remotos municipios.


Transparencia, regeneración y debates


A esas líneas coloradas que los candidatos han garabateado a la mínima se han unido otras dos palabrejas que de tanto mentarlas han perdido en parte su significado. Por un lado está la transparencia. Todos han asegurado ser los menos opacos, los que más ingresos publican, los que menos tienen que esconder.


También se han apoyado, quien más, quien menos, en la muletilla de la regeneración democrática. Mención especial merecen los debates y careos y el espejo que han tenido en las redes sociales. Ha habido batallas en todos los formatos y de casi todos los colores, todas con su particular polémica.