ECOLOGÍA-ARAGÓN

El cambio climático amenaza unas 30 especies de aves en Aragón

Once podrían extinguirse y 19 que ya están en peligro verán empeorar su situación. Otras 70 clases de pájaros sufrirán una reducción considerable de su distribución actual.

Un estudio sobre los efectos que el cambio climático tendrá en las aves europeas ha puesto de manifiesto que en Aragón ese fenómeno puede provocar la extinción de once especies de pájaros -algunas tan emblemáticas como el urogallo o la perdiz nival- y amenaza con empeorar el estatus actual de otra veintena que ya se encuentran en una situación delicada -el alimoche, el milano, la avutarda…-.


El Atlas Climático de las Aves Reproductoras de Europa, elaborado por varios científicos británicos de las universidades de Durham y Cambridge, revela además que otras 75 variedades de la Península Ibérica, casi todas presentes en Aragón, verán cómo su distribución actual se reduce "considerablemente". Aunque el trabajo también reconoce que llegarán otras especies inéditas o cuya presencia actual es apenas testimonial, sus conclusiones indican que el balance final será negativo, sobre todo para los ecosistemas de montaña.


El estudio se presentó recientemente, y ha sido publicado por Lynxs Edicions de Barcelona en colaboración con Real Sociedad para la Protección de las Aves, Birdlife Internacional y la propia Universidad de Durham. El nuevo atlas supone un gran avance en el conocimiento de los impactos potenciales del cambio climático en la vida silvestre, ya que combina datos de campo y simulaciones para predecir la distribución geográfica más probable de las aves europeas a finales de este siglo.


El método seguido consiste en describir la actual distribución de cada especie en función de tres factores: el calor del verano, el frío del invierno y la disponibilidad de agua. De esta forma, los autores del estudio obtienen el espacio climático ocupado por esas variedades de pájaros.


Posteriormente, esa información se cruza con los modelos que predicen el clima europeo a finales del siglo XXI en un escenario de emisiones moderadas de gases de efecto invernadero -los pronósticos se basan en una subida probable de tres grados en la temperatura media-. Los resultados obtenidos trazan la distribución potencial de cada variedad estudiada describiendo el área geográfica en la que se espera que dentro de 80 años se den unas condiciones climáticas similares a las que esa especie ocupa ahora.


Las conclusiones generales de esta aproximación no pueden ser más elocuentes: se prevé que la distribución futura de una ave típica de Europa se va a trasladar unos 550 kilómetros hacia el noreste, con el añadido de que la extensión de su espacio climático se reducirá un 20% de media. Además, los responsables del estudio avisan de que para algunas especies no hay solapamiento entre su distribución potencial actual y futura, aunque como promedio esas áreas coinciden en un 40%.


La consecuencia directa de estos cambios es que habrá más variedades de pájaros perjudicadas que beneficiadas, fenómeno que será especialmente acusado entre las aves árticas, subárticas e ibéricas. La delegación española de Birdlife Internacional, SEO/ Birdlife, ya ha regionalizado las conclusiones y adelanta que en España hay 13 especies de aves que pueden extinguirse, 23 que ya están amenazadas y que verán cómo su estatus actual empeora y otras 75 cuya distribución se reducirá sensiblemente.


De las 13 variedades que podrían desaparecer por completo, 11 están presentes en Aragón, aunque algunas no anidan y solo están de paso durante las migraciones. En cuanto a las especies ya amenazadas que verían empeorada su situación y a las que perderían una parte importante de su distribución actual, la práctica totalidad también pueden encontrarse en la Comunidad.


SEO/Birdlife subraya que el Atlas Climático de las Aves Reproductoras de Europa muestra pronósticos de distribución potencial, no predicciones de distribución real. Esto significa que no se han tenido en cuenta factores que no tienen que ver con el clima y que también condicionarán lo que suceda en las próximas décadas: la persecución humana, los usos del suelo, la extensión de los espacios protegidos...