DESAPARECIDO HACE CUATRO AÑOS

El mar arrastró el cadáver de un zaragozano de Santander a Francia

El hombre, de 69 años, desapareció hace casi cuatro años en Santander y pudo ser arrastrado 500 kilómetros por una corriente marina. El cuerpo apareció casi tres meses después y se enterró en una fosa común.

El ADN revela que un cadáver hallado en una playa de Francia pertenece a un vecino de Cuarte
El ADN revela que un cadáver hallado en una playa de Francia pertenece a un vecino de Cuarte
HERALDO

Han sido necesarios varios meses y un intenso trabajo de rastreo e investigación. Pero, al final, la Guardia Civil ha conseguido encajar las piezas y confirmar que un cadáver aparecido en febrero de 2007 en una playa francesa pertenece a un vecino de Cuarte de Huerva. El hombre, Ángel L. F., de 69 años, desapareció hace ahora casi cuatro años cuando pasaba unos días en su apartamento de Santander. La familia no entendía qué podía haberle pasado, por lo que inició entonces una búsqueda desesperada que por fin ha dado fruto.


Se siguió la pista del desaparecido, que era soltero y vivía con una hermana en el municipio zaragozano, por toda España. Lo que nadie podía imaginar es que su cuerpo fuera aparecer en Francia. Concretamente, en la turística playa de L’Horizon, del municipio de Lège Cap Ferret, en el departamento de Aquitania. Sin embargo, eso es lo que ocurrió. Y la hipótesis más probable es que el hombre cayera al mar y fuera arrastrado por las corrientes hasta la costa atlántica francesa. Un recorrido de casi 500 kilómetros que pudo prolongarse durante semanas o incluso meses.


Cuando el mar arrastró el cadáver hasta la arena, el 11 de febrero de 2007, era ya imposible identificar a la víctima por su aspecto físico. De hecho, los forenses franceses que se encargaron de practicar la autopsia determinaron que el cuerpo podía haber estado flotando en las frías aguas del Cantábrico entre cuatro y seis meses. Eso, y que se trataba de un varón de avanzada edad. Poco más, porque no pudieron relacionar el cuerpo con nadie desaparecido en la zona.


Según ha podido saber este periódico, no se hizo constar en el informe forense que el cuerpo presentara signos de violencia. En cualquier caso, es habitual que un cuerpo que ha permanecido tanto tiempo a su suerte en el mar presente traumatismos. Y los expertos aseguran que resultaría prácticamente imposible determinar si estos fueron previos o posteriores a la muerte.


El juez francés que instruyó el caso ordenó el enterramiento del cadáver en una fosa común del municipio. Y allí ha permanecido desde entonces, a la espera de que alguien le pusiera nombre. Los hermanos del desaparecido recibieron hace solo unos días una llamada de la Guardia Civil para que acudieran a la Comandancia de Zaragoza. Y fue allí donde les dieron la noticia. Resultó dolorosa, porque se trataba de la confirmación de un fallecimiento. Sin embargo, supuso un enorme alivio para ellos, ya que por fin conseguían aclarar la extraña desaparición de su hermano.

La huella genética, fundamental

Ángel L. F. se fue a pasar unos días a Santander en diciembre de 2006, pero el día anterior a su desaparición llamó a su hermana para decirle que iba a sacar el billete de autobús para regresar a Zaragoza. Sin embargo, ya nunca volvió a saberse nada de él. Cuando los hermanos se desplazaron a la capital cántabra para buscarle, se encontraron con el billete de autobús en el apartamento. Allí estaban también las cosas del vecino de Cuarte. Pero ni rastro de él.


La familia denunció la desaparición ante la Policía Nacional, y de las diligencias del caso se hizo cargo el Juzgado de Instrucción número 2 de Santander. Sin embargo, los allegados no renunciaron a buscarlo también en Zaragoza, y pidieron ayuda a la Guardia Civil. En concreto, en el Laboratorio de Criminalística, que enseguida pidió a los hermanos unas muestras de ADN.


La huella genética de estas personas ha sido la que ha permitido confirmar que el cadáver hallado en la playa francesa era el de su hermano. A finales de 2006, los estados miembros de la UE firmaron el llamado tratado de Prüm, gracias al cual sus policías nacionales pueden disponer de una base de datos común con el ADN de personas desaparecidas. Los forenses franceses introdujeron la información genética del cadáver hallado en Lège Cap Ferret en ese fichero. Y al cruzarse los datos con el de los hermanos, se ha producido la coincidencia. El juzgado de Santander ya sabe que la búsqueda de la Guardia Civil de Zaragoza ha tenido éxito. Ahora, habrán de iniciarse los trámites para poder exhumar y repatriar el cadáver del fallecido desde Francia.