HUESCA

Detenido un cazador furtivo reincidente que llevaba una cabeza de ciervo en el maletero

El hombre, vecino de Sabiñánigo, está inhabilitado por sentencia firme y tiene retirado el permiso de armas. Los hechos ocurrieron a mediados de agosto, de madrugada, en Yebra de Basa

Un vecino de Sabiñánigo, identificado como G. P. I., ha sido detenido por agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Huesca como presunto autor de la muerte de un ciervo al que habría abatido ilegalmente. No es la primera vez que lo sorprenden en circunstancias similares. De hecho, tiene numerosos antecedentes por causas relacionadas con la caza furtiva y la posesión de armas.


Los hechos ocurrieron sobre las 4 de la madrugada del pasado 16 de agosto, cuando los guardias realizaban un control, en el que también participaban agentes del puesto de Sabiñánigo, en el término municipal de Yebra de Basa, a escasos kilómetros de la capital serrablesa.


Aunque el sospechoso intentó eludir la acción policial, no logró huir y finalmente fue interceptado. Al proceder a la inspección del vehículo que conducía, marca Toyota, se halló en el maletero una cabeza de ciervo de doce puntas, "un ejemplar bastante bueno", según explicó el teniente Arturo Notivoli, jefe del Seprona en Huesca.


Además del trofeo, en el coche se encontraron también unos prismáticos, un bastón telescópico, una batería y un foco portátil, un instrumento que está prohibido utilizar para la caza. Tanto las artes como la cabeza del animal le fueron requisadas.


En un primer momento, el hombre alegó ante los agentes que él no había matado el ciervo, sino que "lo había encontrado casualmente en una cuneta", aunque los investigadores no dan credibilidad a su testimonio, puesto que "en el lugar que señaló no había restos y la cabeza estaba aún caliente, manchada de barro y todavía sangraba, lo que demuestra que acababa de ser abatido", añadió el jefe del Seprona. El cuerpo no ha aparecido.


Tras ser detenido, el cazador se negó a declarar sobre las circunstancias en que se produjeron los hechos que se le imputan. Las diligencias instruidas han sido remitidas al Juzgado de Instrucción número 2 de Jaca. Podría ser condenado a entre 6 meses y 2 años de prisión, así como a una inhabilitación para cazar durante un periodo de 2 a 5 años.


Condenado en Soria


A juicio de Notivoli, se trata de un caso de "un furtivo de libro", ya que G. P. I. acumula numerosos antecedentes e incluso condenas firmes. Así, el Juzgado de lo Penal número 1 de Soria lo consideró culpable en 2006 de un delito contra la fauna por la caza furtiva de ciervos, por lo que se le impuso una pena privativa de libertad (que finalmente no cumplió), además de inhabilitarle para el ejercicio de la caza y retirarle las armas de su propiedad y el permiso para su uso.


No obstante, las prohibiciones decretadas por el juzgado soriano no han impedido que siga practicando el furtivismo. De hecho, hace aproximadamente cuatro meses, volvió a ser arrestado por agentes del Seprona de Jaca por un presunto delito de tenencia ilícita de armas, que al parecer pretendía utilizar para la caza, aunque en esta ocasión todavía no se había cobrado ninguna pieza en el momento de ser sorprendido.


Asimismo, el detenido atesora un sinfín de denuncias por infracciones administrativas de la Ley de Caza de Aragón, y se le considera autor de las heridas que sufrió una cabra montés en noviembre de 2007 en la zona de Villarluengo (Teruel). Aunque el hombre fue descubierto en las inmediaciones del lugar de los hechos, finalmente no se le pudo imputar este delito, si bien fue denunciado en Híjar por portar armas sin la autorización pertinente.


Teniendo en cuenta su amplio historial delictivo, el jefe del Seprona en Huesca destacó que "se trata de un furtivo profesional y muy dañino".