UNIVERSIDAD

De los inhibidores de frecuencia, a la expulsión durante un año

Todos los años se caza a algún alumno copiando y las facultades renuevan sus medidas anti chuletaspara que nadie se les escape.

Las normativas de exámenes se adaptan a los nuevos tiempos para responder al cambio que se ha dado de las chuletas de papel al chivatazo de respuesta vía pinganillo, sms o 'bluetooth'. Ante esto, las universidades han comenzado a plantearse medidas como la instalación de inhibidores de frecuencia. La de Burgos ha sido la pionera en hacerlo y ha colocado unos aparatos que cuestan 1.600 euros por clase. La iniciativa partió de los propios alumnos, que solicitaron su compra hartos de que unos pocos pasaran jornadas numantinas estudiando y otros sacaran matrícula por ciencia infusa.


Otras instituciones han abordado cambios reglamentarios que han resultado polémicos. Es el caso de la Universidad de Sevilla que propuso que los alumnos pudieran terminar un examen aunque fuesen sorprendidos copiando durante la prueba. Con esto la Hispalense buscaba "dar garantías" al alumno para que, en caso de que el estudiante reclamase ante la Comisión de Docencia por considerar que "el profesor no tiene pruebas suficientes de que ha copiado o que se ha excedido al suspenderlo", hubiera un examen escrito y finalizado al que acudir para su evaluación, si la citada comisión decidiera que esta procediese.


Finamente, la Universidad de Sevilla decidió el pasado mes dejar sin efecto el artículo que permitía esto y lo dejó pendiente hasta que se hiciera un estudio en profundidad de la nueva normativa y sus efectos.


En la Universidad de Zaragoza, el caso más sonado de 'copiones' en los últimos tiempos fue el de una alumna de la Facultad de Derecho que en el 2007 fue inhabilitada durante un año para cursar estudios en la institución académica por dar un cambiazo en un examen.


La notificación apareció en el Boletín Oficial de Aragón y se trató de un caso extraordinario por las consecuencias que conllevó. No obstante, las situaciones en las que se caza a 'copiones' se dan en todos los cursos. El problema, es demostrarlo. "A veces los ves con un papel y llegan a comérselo. Entonces, es imposible demostrar que era una chuleta. En ocasiones también es complicado probar que uno le está diciendo una respuesta a otro", cuenta un docente.