COMARCAS

Purujosa, ¿dígame?

Con un único teléfono fijo en el pueblo, el albergue se ha convertido en la centralita y cabina de la media docena de vecinos que viven en esta localidad del Aranda. Confían en que la cobertura móvil llegue por Navidad.

Cuando Juan Carlos Gascón descuelga el teléfono responde con un '¿quién?', aunque bien podría hacerlo con un 'Purujosa, ¿dígame?'. Su fijo es el único número en funcionamiento de todo el pueblo. Y no solo eso, es también el único modo de comunicar con el exterior que tienen los vecinos de este pequeño núcleo de la comarca del Aranda, donde todavía no ha llegado ni la cobertura móvil, ni la banda ancha ni mucho menos la TDT (Televisión Digital Terrestre). De hecho, aunque pueda parecer raro, en su televisor siguen sin poder sintonizarse los canales privados.


Juan Carlos es uno de los apenas seis vecinos que viven en el pueblo todo el año. Él y su mujer regentan el albergue desde hace cuatro años y todas las semanas reciben visitas de montañeros y senderistas. Su establecimiento es el único bar, restaurante y alojamiento turístico que existe en Purujosa. Y también la única cabina, o mejor, centralita, de la localidad. Y eso pese a que tiene dos aparatos fijos, aunque solo uno de ellos se oye bien.


"Soy el recepcionista del pueblo, como los que había antes", bromea Juan Carlos. "Cuando llaman preguntando por algún vecino, subo a sus casas y les aviso. Lo peor es en invierno, cuando a veces hay nieve y es muy complicado llegar a la parte alta del pueblo", añade. Y los vecinos también se dirigen al albergue siempre que tienen que hacer una llamada.


En Purujosa, como en otros municipios del medio rural aragonés, funciona la Telefonía Rural por Acceso Celular (TRAC), un sistema inalámbrico vía satélite. Pero este servicio tiene ahora muchos problemas debido al deficiente mantenimiento. De hecho, en el único teléfono de Purujosa, cada dos por tres, tienen fallos en la comunicación. "La verdad es que el teléfono funciona cuando quiere", dice Gascón.


Y un error precisamente dejó inhabilitado al otro teléfono que hasta hace un tiempo había en el pueblo, en el edificio del Ayuntamiento. Ahora, cuando se marca el número, que sigue apareciendo en la guía, solo se oye la voz de un contestador que informa de que "el terminal telefónico marcado no se encuentra operativo".


La cobertura, por Navidad


El alcalde de Purujosa, Mariano Sanjuán, se muestra esperanzado ahora. Si todo va según lo previsto, Papa Noel o, como muy tarde, los Reyes Magos les dejarán este año un regalo muy demandado en el municipio: la cobertura móvil. Por fin, y tras muchos años de espera, han comenzado a instalar la torre de telecomunicaciones necesaria. Los trámites para la instalación los inició ya el anterior alcalde. Las dificultades para conseguir la instalación de las antenas se deben a que para las compañías no son rentables, debido al escaso número de vecinos.


"La telefonía móvil llegará para Navidades. Eso si terminan de instalar la torre porque en los últimos días debido a la nieve no han podido trabajar", comenta el edil.


En muchas ocasiones, el propio alcalde recibe sus llamadas en el albergue. Es la única forma de que le lleguen los avisos, cuando está en el pueblo. El establecimiento cierra los lunes y martes, aunque eso no es un problema porque el alcalde tiene la llave y abre a cualquier vecino (de los tres restantes) que necesiten llamar.


La llegada de la cobertura evitará que los vecinos tengan que recorrer varios kilómetros en dirección hacia Calcena, hacia lo alto de algún monte o hacia Beratón (Soria) en busca de señal. "Primero que llegue la cobertura de móvil y luego ya vendrán la TDT y el ADSL", comenta el alcalde.


La situación de Purujosa evidencia que la brecha digital sigue existiendo, aunque, según el último estudio del Observatorio Aragonés de la Sociedad de la Información, esta tiende a disminuir. Aunque la diferencia entre medio urbano y rural sigue siendo del 40% frente al 9,7% en número de hogares con conexión a internet de banda ancha.


En cuanto a la cobertura, las zonas de sombra siguen existiendo, sobre todo en el medio rural. En la provincia de Zaragoza, las comarcas con más problemas son la del Aranda y la Comunidad de Calatayud.