ANUARIO AGRARIO 2011

COAG afirma que Europa puede tener en riesgo el abastecimiento de alimentos

El secretario general de COAG, Miguel López, ha dicho que no hay ni siquiera hay «stocks estratégicos por si mañana nos falta trigo para hacer pan».

El secretario general de COAG, Miguel López, ha advertido este viernes de que Europa «puede tener en riesgo» el abastecimiento y su seguridad alimentaria y no está preparada para abordar una crisis de esas características.


«En el momento en que haya una crisis profunda en lo energético tendremos una crisis profunda en lo alimentario», ha advertido López, quien ha asegurado que hoy Europa «no está preparada para abordar una crisis alimentaria», porque ni siquiera hay «stocks estratégicos por si mañana nos falta trigo para hacer pan».


«No estamos exentos de una crisis alimentaria», ha insistido López, para quien lo ocurrido en los países africanos no ha sido una «pelea» por la democracia exclusivamente, sino por la comida, porque «ha habido una crisis alimentaria» que aquí se ha traducido en un incremento de los precios y hundimiento del sistema productivo en los sectores ganaderos.


En una rueda de prensa para presentar el anuario agrario 2011 de COAG, López ha hecho hincapié en que si se pone en peligro la producción está en riesgo el abastecimiento y ha subrayado que el sector agrario es «estratégico», pero no se le está dando la consideración que requiere, «pensando en la alimentación de nuestra sociedad y en particular de la europea».


El secretario general de COAG ha indicado que la renta del sector en España, desde el año 2003, ha caído un 27,5% y se ha situado un 18% por debajo de 1990, y se ha perdido casi el 12,5% el empleo (unos 125.000 trabajadores).


«Nadie puede aguantar en estas condiciones», ha señalado López, quien ha lamentado que el sector pierda explotaciones «año a año» y por tanto activos.


No obstante, ha destacado que el sector europeo «se puede regenerar», pero no con un modelo de política agraria que se dedique a «desmantelar» el sistema productivo.


La reforma, ha explicado, prevé una reducción presupuestaria del 15% de 2014 a 2020, pero la caída será en torno al 20% si se aplica la inflación.


En su opinión, deberían tener un «apoyo prioritario» los agricultores en activo, los que producen, generan empleo y dinamizan la economía en el medio rural, porque de los 900.000 perceptores de ayudas en España los profesionales no llegan a 400.000.


López ha incidido en que el dinero público «no es ilimitado» y no se puede dar «por el mero hecho de ser un propietario» y, por tanto, se deben poner en marcha políticas de priorización, sobre todo para garantizar la seguridad alimentaria.


Además, echa en falta en la reforma mecanismos de regulación del mercado para evitar la «volatilidad» de los precios, para que al menos cubran los costes de producción, porque sin esos mecanismos el sector estará «en una situación de reconversión permanente».


Para López, hay que replantear el actual marco de liberalización comercial, porque el sistema europeo somete a los agricultores a unas condiciones en la producción, que son beneficiosas para la salud pública, y «lo razonable» es que se exijan también a los productos importados.


«Hoy, lo que entra por la frontera por mi provincia en el puerto de Algeciras, que viene de Marruecos, no está producido en las mismas condiciones que lo hacemos nosotros», y no es solo de un elemento de competitividad, sino que se puede producir un problema de salud pública, ha agregado.


También se ha referido a la posición de «dominio» de los distribuidores, que llevan a cabo prácticas abusivas, descuentos injustificados o ventas a pérdidas, y que además «desarman» la trazabilidad del producto, porque cuando llegan a las plataformas perfectos para presentarlos al consumidor «rompen los envases» y «lo tiran en cajones grandes".


En ese sentido, se ha referido a la crisis de E.Coli en Alemania y ha destacado que cuando se señaló a los pepinos de Almería se sabía perfectamente de qué explotaciones procedían pero «de la plataforma hacia adelante, no se ha descubierto todavía dónde fueron los pepinos».


Ha insistido en que la trazabilidad es algo que se debe exigir y llegar al consumidor y, por tanto, las «marcas blancas -ha dicho- no nos valen» y esconder el origen de los productos, como hace el comercio, «debería ser una práctica prohibida".