INMIGRACIÓN

Cientos de inmigrantes temporeros malviven ya en corrales y pisos patera en zonas agrícolas

La llegada de mano de obra se adelanta a la campaña en las comarcas de Valdejalón, Campo de Cariñena y CaspeAlfamén supera los 700 extranjeros de distinta procedencia y a Épila han llegado ya unos 100 rumanos.

Aunque todavía faltan un par de semanas para que comience la campaña para la recogida de la fruta, cientos de inmigrantes en busca de un empleo han llegado ya a las zonas agrícolas y se registran los primeros problemas de infraviviendas. Temporeros de distintas nacionalidades y recién llegados de la zona de Levante, esperan ahora un contrato mientras viven casi sin ningún recurso en casas de campo, corrales o hacinados en pisos patera, donde conviven muchas personas.

Los lugares se repiten otro año más. En Alfamén se estima que entre los inmigrantes empadronados y los que no lo están suman unos 700. Una cifra más que destacada si se tiene en cuenta que la localidad tiene 1.500 habitantes. «Prácticamente es otro pueblo entero», comenta el alcalde, Francisco Pérez. A este municipio de la comarca Campo de Cariñena, han llegado sobre todo temporeros de origen rumano, polaco, senegalés y ghanés.

Los vecinos de Alfamén aseguran que en las dos últimas semanas se ha notado un aumento importante de temporeros que deambulan por las calles. Y la impresión de unos pocos se constata en viejos corrales sin tejado ni puerta y casetas agrícolas donde cocinan y duermen inmigrantes.

 

En uno de estos lugares viven Charles y Kwabena, de Ghana. La ayuda de un vecino les permitió ayer conseguir un conejo, que asaron directamente sobre la leña y que compartieron con unos cuantos compatriotas más. No tienen nada más y algunos llevan hasta un año sin encontrar un trabajo. Muchos tienen la documentación en regla, pero aseguran que les es cada vez más complicado conseguir un empleo. El lugar en el que se alojan es un viejo almacén agrícola que tiene cubierta solo la mitad del techo con una uralita. Ayer llovía y los colchones en los que duermen al igual que la poca comida que tienen en la caseta, se mojaron.

 

Otro temporero, Benjamin Amar, dice que hay 30 ghaneses viviendo en Alfamén a la espera de un empleo. Él tiene 57 años y tres hijos y una mujer que esperan su ayuda económica en su país. Pero, de momento, tendrán que esperar. «No tengo dinero ni para comer», asegura. En su país trabajaba como mecánico en un barco, aunque desde que llegó a España, hace 11 años, recorre el país recogiendo fruta. De hecho, hace solo unas semanas que llegó de Almería.

 

David e Ibans también son de Ghana. Tienen 40 y 32 años, respectivamente, y se sienten afortunados porque pudieron encontrar un viejo corral en el que guardar sus pocas pertenencias. Su alimento base son las patatas. Desde el verano pasado no han ingresado dinero y entonces solo trabajaron mes y medio recogiendo fruta en Alfamén. Esperan una oportunidad junto a una veintena de senegaleses recién llegados y decenas de rumanos y polacos, que en la mayoría de los casos viven en pisos en los que se aglutinan muchas personas.

 

En la comarca de Valdejalón, la llegada de inmigrantes para trabajar en la campaña también se ha adelantado al comienzo de la recogida de fruta. Según explica el alcalde de Épila, Martín Llanas, en las últimas semanas han llegado un centenar de rumanos que se aglutinan en pisos de alquiler. Además, al igual que ocurre en otros municipios, el alcalde explica que no se necesita tanta mano de obra porque la mayoría de las fincas ya tienen estructurado el trabajo y los contratos previstos.

 

El alcalde de La Almunia, Pascual Garcés, asegura que cada vez la campaña está más ordenada. En este municipio, como en muchos otros, tapiaron casas vacías y naves que solían ser ocupadas por temporeros sin vivienda. En Calatorao, Ricla y Caspe, el aumento de inmigrantes también es ya notable, aunque de momento apenas se han detectado problemas.