LITIGIO POR EL ARTE SACRO

Cautela ante el acuerdo sobre los bienes que el Vaticano da a firmar a los obispos

El documento sigue sin conocerse y hay temor a que la Santa Sede inste a compartir las piezas.

Alfonso Milián, a la derecha, durante la firma del acuerdo de 2008 con Lérida y el entonces nuncio.
Cautela ante el acuerdo sobre los bienes que el Vaticano da a firmar a los obispos
HERALDO

Llegó el día decisivo. Los obispos de Barbastro-Monzón y de Lérida se reunirán hoy en Madrid con el nuncio apostólico en España para firmar un acuerdo que, en principio, debe acabar con más de doce años de litigio por los 112 bienes sacros de las parroquias del Aragón oriental que se encuentran retenidos en la capital ilerdense. Desde que el viernes se hiciera público el inminente pacto, la cautela y el escepticismo se han impuesto en Aragón, mientras que en Cataluña se respira cierta sensación de euforia contenida ante la posibilidad de que la decisión final sea la de compartir las obras en lugar de exigir su inmediata devolución, tal y como ha mantenido hasta ahora Roma.


Según diversas fuentes, ni Alfonso Milián ni Joan Piris conocen previamente el contenido exacto del documento que les presentará hoy el nuncio, Renzo Fratini, y que habría sido impuesto directamente por Roma. Solo ha trascendido que el máximo representante del Vaticano en España se puso en contacto con los prelados "para preguntarles si estaban dispuestos a firmar un acuerdo que viene del Vaticano".


Pero antes de redactarlo, se encomendó al arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, la elaboración de un dosier sobre el caso, y también se pidió un informe jurídico. Según ha podido saber HERALDO, este fue encargado a un experto jurista, gran conocedor del litigio. En dicho informe están incluidos, en primer lugar, los sucesivos decretos de los tribunales canónicos -que siempre han dado la razón a Barbastro-Monzón al concluir que las piezas eran de su propiedad y solo estaban en Lérida en depósito, por lo que debían ser entregadas-. También se han presentado diversos informes elaborados en su día por la Conferencia Episcopal, por Silverio Nieto (que fue nombrado en 2005 juez ejecutor del caso) o por otros prestigiosos juristas que han estudiado en profundidad el tema.


Asimismo, se han adjuntado las últimas resoluciones de los tribunales civiles: el auto dictado por un juez de Barbastro sobre el exequátur (planteado por la diócesis aragonesa y la DGA para que se reconozca en España la validez de los decretos vaticanos) y la sentencia emitida en Lérida sobre la propiedad de las obras. En ambos casos, se confirmaba que su dueño es Barbastro-Monzón.


Finalmente, se incluye el acuerdo del 29 de junio de 2008 firmado por los dos obispos también ante el nuncio, y que fue redactado por el mismo experto. En él, Lérida reconocía que no era dueña de las piezas, y se fijaba un plazo de 30 días para su entrega, aunque nunca se cumplió.


El citado informe fue encargado a finales de septiembre, es decir, cuando ya se conocía tanto la próxima visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona el 7 de noviembre, como la convocatoria por parte de los ayuntamientos de Berbegal, Peralta y Villanueva de Sijena de una concentración, ese mismo día, en la plaza del Pilar de Zaragoza para pedir la devolución de todo el patrimonio eclesiástico retenido en Cataluña.


Factores desencadenantes


Estos dos hechos, unidos a las últimas resoluciones de los tribunales civiles, que han vuelto a evidenciar la anómala situación en que se encuentran las obras reclamadas, han sido los factores determinantes para que Roma se haya apresurado a forzar otro pacto. En este sentido, el pasado sábado, el nuncio admitió poco antes de reunirse con Piris por este tema en Barcelona que se está intentando llegar a una solución "respetando la propiedad pero teniendo en cuenta que los bienes culturales son bienes de la humanidad".


Estas declaraciones han alimentado todo tipo de especulaciones, puesto que desde Cataluña se ha interpretado que Roma se plantea por primera vez que Lérida y Barbastro compartan los bienes en disputa, lo que supondría un giro radical en la postura mantenida hasta ahora por las más altas instancias vaticanas.


Mientras, en Aragón, si bien se valora positivamente este nuevo movimiento para tratar de zanjar por fin el conflicto, tanto en el ámbito político como en el eclesiástico se mantiene la "máxima cautela" a falta de conocer los términos exactos del acuerdo. Tal es la incertidumbre que fuentes cercanas al obispado barbastrense llegaron a reconocer ayer que el obispo Milián tendrá hoy en Madrid "una difícil papeleta".


Más críticos se muestran otros sectores, entre ellos los alcaldes convocantes de la manifestación en Zaragoza, que ven estos hechos como "una mera maniobra para no perturbar la visita del Papa". Para otros, el objetivo podría ser "limpiar la imagen del obispo Piris", que se niega a cumplir lo que sus superiores le ordenan.


Por otra parte, ante la cita de hoy, el portavoz del PAR en las Cortes, Javier Allué, exigió a Fratini y a Piris que acuerden "la devolución con fecha definitiva de las obras en litigio".