LA HISTORIA NEGRA DE ARAGÓN

Casos abiertos, asesinatos olvidados

La historia negra de Aragón, y en especial la de Zaragoza, guarda numerosos casos abiertos en las últimas dos décadas. Crímenes que perduran en la memoria. Algunos duermen definitivamente en los archivos policiales y otros aún tienen esperanzas de resolverse

Dicen que no hay crimen perfecto sino mal investigado. Es muy raro que el asesino no deje ni una sola huella de la que partir para comenzar una investigación que culmine con su detención. Sin embargo, a veces los casos se complican por múltiples circunstancias que, a la postre, dejan impunes crímenes horrendos. El asesinato de la empresaria de Sabiñánigo, María Pilar Blasco, es el último ocurrido en Aragón. Por el momento hay un detenido, Francisco Javier Puyó, pero el sumario está secreto a la espera de arrestar a sus supuestos cómplices, pues los investigadores creen que no actuó solo.


Zaragoza no es una ciudad especialmente violenta, en comparación con otras de dimensiones similares, pero tiene una lista de 14 homicidios sin resolver desde 1990. Muchos de ellos han quedado grabados en la memoria de los zaragozanos por su crueldad. Teruel y Huesca suman otros cuatro crímenes sin esclarecer desde ese año.


En la capital turolense, el asesinato de Teodomiro Chumillas constituye uno de los crímenes de mayor impacto social de las últimas dos décadas. El fallecido, hijo del propietario del hotel Oriente, tenía 23 años y acababa de casarse cuando se produjo el crimen. Fue apuñalado cuando trabajaba como conserje. El supuesto autor del crimen fue interrogado en los Juzgados de Teruel en 1998 junto con un presunto cómplice, pero la falta de pruebas concluyentes contra ellos obligó a ponerlos en libertad. Uno murió hace unos años en Barcelona y la Policía dio por cerrado el caso. Para la familia, sigue abierto.


El año 1992 fue especialmente violento en Zaragoza, donde se cometieron 18 homicidios. Dos de ellos conmocionaron a la opinión pública por la juventud de sus víctimas, el escaso tiempo que medió entre uno y otro, la psicosis que se creó y que se acrecentó porque nunca se resolvieron.


El 5 de marzo de 1992, fue asesinada Mercedes Lázaro Sanmiguel, de 25 años, en el garaje de su casa de la calle de Fueros de Aragón. Apenas un mes después, el 16 de abril, Eva María Aznárez, de 22 años, encontró la muerte a pocos metros de su hogar, en la avenida de Gómez Laguna.


Una deficiente investigación y una pésima custodia de pruebas en la primera, y la poca colaboración de militares norteamericanos para identificar a un sospechoso en la segunda, truncaron la resolución. Además, en los dos casos hubo problemas a la hora de recoger indicios en los escenarios de los hechos y las pruebas se contaminaron.


El profesor y el albañil


Otro crimen que conmocionó a los zaragozanos fue el del profesor de instituto de secundaria Antonio Caparroso, ocurrido en abril de 1997 en su domicilio de la calle de Pomarón. Su cadáver apareció cosido a puñaladas y el autor nunca fue detenido.


Este asesinato guarda enormes similitudes con el de Francisco Lozano Gaceo, albañil de 54 años, cometido en enero de 2007 en su casa de la calle de Moncasi y que, a fecha de hoy, tampoco ha sido resuelto. El móvil de ambos homicidios fue sexual, combinado con el robo, y los autores se ensañaron con las víctimas, a las que atacaron con armas blancas. La investigación policial se dirigió a las ex parejas de los dos hombres y, en especial, a los círculos de prostitución masculina y ambientes homosexuales.


Si en este ámbito no hubo éxito policial, tampoco lo ha habido en el de los inmigrantes. El 2 de enero de 2006, el cadáver de Mykhaylina T., una mujer ucraniana de 43 años, fue encontrado en La Almunia de Doña Godina, en el arcén de la carretera A-220 con un fuerte golpe en la cabeza. En este caso, la Guardia Civil tuvo un sospechoso pero no pudo obtener pruebas para culparle.


Ajuste de cuentas por drogas


En la capital aragonesa, la Policía no la logrado resolver el homicidio de Abass Seaser, un joven de 29 años, natural de Ghana y vecino de Barcelona, que fue acuchillado el 26 de enero de 2008 en la calle de Capitán Godoy. El móvil de este crimen fue un ajuste de cuentas por una compraventa de cocaína entre la víctima y otros tres inmigrantes, uno vecino de esa calle de Las Fuentes. Abass Seaser llegó a Zaragoza con un amigo para comprar la droga pero se encontró con un navajazo en el pecho que le asestó el residente en la capital aragonesa y que aún no ha sido localizado.


La familia de Carlos Viscasillas, un joven de 24 años cuyo cadáver fue hallado la Nochevieja de 1995 en un pozo cercano a la localidad oscense de Aínsa con dos impactos de bala, no renuncia a reabrir el caso y lograr llevar a juicio a un sospechoso. Trece años después del crimen, el sumario ha sido archivado en tres ocasiones. Este es uno de los casos que policialmente se considera resuelto porque los investigadores creen saber quién es el autor pero, sin embargo, no han logrado pruebas para llevarlo ante la Justicia. Por eso, como tantos otros, para la familia siempre estará abierto.