EDITORIAL

Asumir la dura realidad

EL anuncio de la ministra Salgado de que las partidas de los ministerios caerán un 15% para los presupuestos de 2011 supondrá un sustancial recorte en los fondos que las comunidades autónomas reciben del Estado, ya que buena parte de la actuación del Ejecutivo central llega a través de estos presupuestos. Es de temer que el ajuste afecte a importantes proyectos en marcha, por lo que el Gobierno aragonés debiera prepararse para compensarlo con su propio margen inversor. Ante la disyuntiva entre reducir gasto corriente y frenar la inversión, es de esperar que los responsables institucionales tendrán el buen criterio de apurar el margen que brinda la extensa red de administraciones en Aragón, por ejemplo. El anuncio de Salgado, en cualquier caso, como todos los que se vienen sucediendo, debiera ser interpretado como el fin de la era del gasto desbocado. Es previsible que cuando se produzca la ansiada recuperación no volverá con ella el nivel de despreocupación en el gasto público que España ha vivido durante muchos años. Pero está todavía por ver que los responsables políticos comprendan la nueva situación y actúen en consecuencia.