AGRICULTURA

Aragón ha creado 23.000 hectáreas de regadío en 10 años y tiene 28.000 en obras.

La superficie ya transformada supone una tercera parte de lo previsto en los grandes planes, pero a cambio la Comunidad se asegura terminar las actuaciones en marchaOtras 42.000 hectáreas están en tramitación, aunque muchas es probable que no se hagan.

Aragón ha creado en la última década unas 23.000 hectáreas de nuevos regadíos, lo que supone en torno a una tercera parte de lo que se programó cuando se redactaron los grandes planes de finales de la década de los noventa. No obstante, en la Comunidad hay actualmente otras 28.000 hectáreas en transformación, de las cuales algo más de 6.000 están "prácticamente acabadas", 8.500 se encuentran "muy avanzadas" y el resto se terminarán a medio plazo garantizando así que Aragón rebase el medio millón de hectáreas regables -en 2001 tenía unas 451.000-.


A esas grandes superficies hay que añadirles otras 42.000 hectáreas más incluidas en los distintos proyectos que aún no han superado la fase de tramitación administrativa, aunque es probable que muchas de esas transformaciones no lleguen a hacerse realidad nunca. Las dificultades sociales y ambientales para construir nuevos embalses, la disminución de los recursos hídricos a causa del cambio climático y la falta de demanda por parte de los agricultores harán que parte de esas iniciativas se caigan por el camino. En función de cuántas acaben ejecutándose, la Comunidad se acercará más o menos a las 530.000 hectáreas que el Departamento de Agricultura tiene como referencia para el año 2013 -un 17,5% más que las que había en 2001-.


Tres tipos de transformaciones

De las casi 23.000 hectáreas de nuevos regadíos implantadas en Aragón en el periodo 2000-2010, más de la mitad -unas 13.000- corresponden a los grandes sistemas declarados de interés general de la nación: Bardenas, Riegos del Alto Aragón, el canal Calanda-Alcañiz... El Plan Estratégico del Bajo Ebro Aragonés (Pebea) impulsado por la DGA ha permitido transformar otras 7.500 hectáreas, y el resto -unas 2.500- son pequeños regadíos sociales.


Esas cifras quedan muy lejos de las calculadas inicialmente. El Plan Nacional de Regadíos (PNR) preveía que en el horizonte 2008 Aragón hubiera transformado 26.300 hectáreas en los sistemas de interés general -justo el doble de lo que se ha hecho- y otras 20.000 en forma de regadíos sociales -ocho veces más-. Si a eso se le suman las 20.000 hectáreas recogidas en la ley autonómica que permitió poner en marcha el Pebea -casi el triple de las actuales-, la superficie total programada superaba las 66.000 hectáreas.


No obstante, hay que tener en cuenta que, según los datos facilitados por el Departamento de Agricultura, en Riegos del Alto Aragón hay 14.500 en obras que se terminarán a corto plazo y que mejorarán mucho la estadística. Además, la Consejería que dirige Gonzalo Arguilé decidió hace unos años que, en lugar de centrar todos los esfuerzos en el sector central de Monegros II, era mejor simultanearlos con la transformación de la zona oriental. Esto ha permitido que, a cambio de retrasar el final de parte de los trabajos, haya una mayor cantidad de actuaciones en marcha para las que ya no hay vuelta atrás: antes o después se tendrán que terminar.


Cerrar la ampliación de regadío

De hecho, Agricultura considera que con las transformaciones que están en ejecución, las que se están tramitando en los grandes sistemas de riego y las que finalmente salgan adelante como Pebea o como regadíos sociales se podrá dar por cerrada la ampliación del regadío en Aragón -al menos hasta que la puesta en servicio de las obras de regulación pendientes creen un nuevo escenario en el que se puedan sondear otras actuaciones-.


Esto no significa que la DGA descarte seguir extendiendo las zonas regables de la Comunidad, pero desde la Consejería que dirige Arguilé se insiste mucho en que habrá que analizar minuciosamente la viabilidad social, económica y ambiental de esos nuevos planteamientos.


Proyectos como los regadíos de la Hoya de Huesca o los de la Litera Alta deberán demostrar que tienen demanda real y futuro. De lo contrario, el protagonismo lo tendrán las modernizaciones para hacer más competitivas las parcelas ya transformadas.