sanidad

Pedro Cía: "Es compatible el avance en el ámbito médico con el derecho a la privacidad de los pacientes"

Académico de Número de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, es coordinador del Foro de Deontología Médica del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza. Considera que la inteligencia artificial plantea nuevas ventajas, pero también muchos retos al tratar datos sensibles.

El doctor Pedro Cía, fotografiado en su domicilio zaragozano rodeado de numerosos libros, fotografías, papeles y recuerdos de su dilatada carrera profesional.
El doctor Pedro Cía, fotografiado en su domicilio zaragozano rodeado de numerosos libros, fotografías, papeles y recuerdos de su dilatada carrera profesional.
Guillermo Mestre

¿Es compatible la inteligencia artificial con la confidencialidad de los datos médicos?

Sí, es compatible, aunque esta es una de las grandes preocupaciones en el desarrollo de la inteligencia artificial, que aporta muchas posibles ventajas, pero hay que ejercer un cuidado muy especial para preservar la privacidad de los pacientes.

¿Se debe avanzar en la Medicina sin perder de vista la ética? 

Así es. Sí, es necesario. Desde el pasado mes de marzo disponemos de la ley europea sobre ética de inteligencia artificial. Y sus objetivos fundamentales son, por un lado, estimular la innovación y la excelencia de la inteligencia artificial y, por otro, el estar muy pendientes de la vigilancia de los derechos humanos que la persona tiene. Hay que estar muy pendiente, entre ellos, del tema de la privacidad, tal y como se recoge en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hay que avanzar pero sin olvidar las orientaciones de la ética, sin las cuales, no hay verdadero acto médico.

¿Es útil para la práctica en este campo?

Mediante inteligencia artificial se pueden llegar a manejar millones de datos que pueden arrojar promedios, tendencias... Se pueden testar nuevas moléculas que en su día se conviertan en medicamentos eficaces en un plazo de tiempo mucho más reducido y con menos coste. Se puede también mediante la inteligencia artificial dar una gran aportación a la interpretación de imágenes radiológicas, resonancia nuclear magnética, de rayos X, de tomografía computerizada. Ha sido notable recientemente la aplicación al estudio de alteraciones pulmonares en radiografías de pacientes de la pandemia covid-19, encontrando correlaciones con la evolución de la enfermedad.

"Podemos hablar de la enfermedad como un ente, pero hay un conjunto de aspectos personales que nunca se pueden perder de vista"

Las posibilidades son enormes.

Sí. Por ejemplo, la historia clínica es una fuente de datos muy grande, en cuanto a edad, sexo de los enfermos, dolencias, datos de la exploración clínica, cifras de tensión arterial... Reunidos los datos de historias clínicas de muchos centros de salud y centros hospitalarios y de muchos países dan una información tan ingente que es luego una fuente muy buena para extraer conclusiones. Pero claro, todo eso requiere el respeto muy estricto de la privacidad de los pacientes. Es perfectamente compatible el avance que ya se está produciendo con el cuidado de los derechos humanos de los pacientes. 

Una imagen radiológica ofrece datos privadas de un individuo, de su ámbito privado.

Eso es, efectivamente recoge partes de la información de una persona. Esto tiene distintas dimensiones de apreciación. Hay que tratarla con toda la objetividad que permite una prueba; pero pensando siempre en salvaguardar la privacidad de la persona enferma. Es decir, que esa mezcla continua entre relación humana y realización científica y objetiva sobre la enfermedad hay que llevarla siempre a cabo y la inteligencia artificial plantea nuevas ventajas, pero también nuevos retos. 

Sin perder de vista el respeto por el paciente. 

Así es. Toda enfermedad se desarrolla en una persona. Nosotros podemos estar hablando de la enfermedad como un ente, hablando de causas, síntomas y evolución, pero hay después un conjunto de aspectos personales que nunca se pueden perder de vista.

¿La inteligencia artificial hay que verla como un instrumento al servicio de la ciencia?

Según el diccionario, la inteligencia artificial es esa disciplina científica que crea sistemas informáticos que tienen unas cualidades especiales, que son las de imitar el razonamiento lógico, propio de la mente humana. Y que es además la capacidad de aprendizaje que tienen todos estos sistemas que nos llevan a veces a sorpresas inesperadas. En fin, tiene peculiaridades muy especiales, pero es efectivamente un instrumento científico y muy valioso para aplicar en el quehacer de la Medicina. 

Y teniendo en cuenta las condiciones y peculiaridades de cada persona.

Sí, cada persona es distinta. Además de los factores físicos hay que tener en cuenta sus patologías o condiciones culturales o socioeconómicas, que nosotros tenemos que tener en cuenta también a la hora de aplicarle el tratamiento o ese protocolo que nos proporciona el sistema informático. 

Cada vez es más frecuente el uso secundario de datos de salud para la investigación. ¿Puede suponer un riesgo para la protección de datos? 

Yo creo que con la reglamentación y la legislación que tenemos ahora, no tiene por qué, aunque este es un terreno que siempre hay que cuidar y sirve como orientación el Reglamento General de Protección de Datos. Antes incluso de la inteligencia artificial trabajábamos con datos sensibles del paciente, respecto a su intimidad y patologías.

Ha surgido ya este debate el Foro de Deontología del Colegio de Médicos de Zaragoza. 

Sí. Abordar la inteligencia artificial desde este punto de vista es fundamental. Hay que valorar que la ciencia maneja datos de cientos de miles de personas, pero cada una de ellas es portadora de una libertad y de unos derechos, de una autonomía y de un derecho a la privacidad e intimidad que no podemos romper.

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