F. Javier Zarazaga-Soria: "En la Agricultura 4.0 las decisiones no se basan en sensaciones sino en datos objetivos"

Los expertos aseguran que la inteligencia artificial ha venido para salvar al campo.La inteligencia artificial (IA) no deja de ser una parte de la tecnología de la información que podemos aplicar en el campo. Es una herramienta que nos ayudará a conseguir los logros que buscamos. Hasta hace unos años, no podíamos dar respuesta a las necesidades reales de los agricultores con ordenadores, tabletas o móviles, solo podíamos hacerlo con grandes súper ordenadores, y esto provocaba gastos elevadísimos que no resultaban rentables para el agricultor, ganadero o responsable de una cooperativa.

¿Cuál es la gran diferencia hoy en día?Que podemos aprovecharnos de estos recursos con ordenadores mucho más pequeños y asequibles. Lo más novedoso es la capacidad de llevar la IA a los escenarios donde estamos trabajando.

Hay quienes piensan que todo esto se resume en los tractores autónomos.Los tractores autónomos no son el eje sobre el que va a girar todo esto. Son solo una herramienta más dentro del trabajo. La IA ayudará al profesional a decidir cuándo tiene que usar ese tractor, dónde y por qué. Resolverá todas estas dudas y lo hará de manera transparente para que entendamos la toma de esa decisión.

¿Cómo definiría la Agricultura 4.0?Es una agricultura donde las decisiones no se basan en sensaciones, sino en datos. Durante mucho tiempo la respuesta a preguntas como cuándo se planta o se cosecha o en qué momento aplicamos un tratamiento fitosanitario se han hecho teniendo como base las valoraciones subjetivas de las personas que trabajaban ahí.

¿Y ahora no?Obviamente necesitamos de esas personas, no las estamos sustituyendo, pero disponemos de datos que nos permiten hacer un análisis, de base matemática, que justifica las decisiones que se van a tomar. Y también comparar las soluciones que hemos aplicado en un momento dado con otras en base a los resultados medibles.

¿Los sistemas de IA sirven para detectar problemas concretos y ofrecer soluciones específicas?Se pueden desarrollar sistemas basados en IA con una precisión increíble. Por ponerle un ejemplo, existen modelos de quart con cámaras incorporadas que detectan las malas hierbas y las reconocen cuando hacen una barrida por el suelo hasta el punto de que hacen un mapa del lugar donde tienes que aplicar el producto fistosanitario y la dosis necesaria, sin intervenir en el resto del cultivo. Es una realidad que se está comercializando y funcionando en Noruega y Dinamarca. Para traerlo a España habría que entrenar al sistema con nuestras hierbas.

En el sector dicen que también es un efectivo salvavidas para el campo. Por ejemplo, automatizando los riegos a través de un algoritmo.Es un salvavidas en el sentido de que optimiza mejor los recursos. La IA no te permite tener más agua, lo que hace es ayudarte a decidir dónde le vas a sacar más valor a ese agua, regando, por ejemplo, no cuando manda la junta de regantes, sino cuando analizas el estrés hídrico de la planta, en base a los datos.

En Aragón, el Grupo de Sistemas de Información Avanzados del I3A, que coordina, ha sido pionero en la implantación de un sistema de IA que ayuda a la predicción del precio del porcino. ¿En qué consiste esta iniciativa?Hemos colaborado con Lonja de Binéfar para que, si la mesa no se pone de acuerdo a la hora de fijar el precio, el sistema, que trabaja con datos y no con sensaciones, te diga el precio más oportuno. Fue un proyecto pionero que arrancó en 2019 y se puso en marcha operativamente a principios de 2023.

¿Se ha usado mucho?No ha habido necesidad porque se ha llegado a acuerdos, pero los resultados con respecto a lo decidido y el algoritmo casi siempre coinciden.

Además, están muy volcados en el proyecto Gedefec, que desarrolla gemelos digitales para explotaciones de fruto seco de cáscara.Hemos terminado la fase inicial, que ha permitido identificar más problemas de los que creíamos que había. Hay muy pocas explotaciones en producción que tengan datos, por ejemplo en el caso del pistacho. Por eso hemos arrancado una nueva línea de investigación, simulando los datos (horas de sol, calor, humedad que necesita una parcela) y haremos el camino al revés. Le diremos al agricultor el rendimiento que obtendrá dentro de unos años, con lo que se reducen los riesgos de una inversión a largo plazo.

También están inmersos, junto con el Instituto Pirenaico de Ecología, en un proyecto sobre problemas fúngicos.Es una iniciativa en fase inicial que permitiría, en un futuro y en función de los datos recopilados, ser capaces de predecir si una parcela va a tener infección de hongos o no.

La IA también puede ser la clave para alimentar a la población del futuro, que se espera que alcance cifras récord.La IA lo que nos permite es la optimización de recursos y el automatismo. Si puede meterse maquinaria reducimos costes de personal y se abarata el precio. Además, también se aprovecha para ayudar en proyectos de biología a crear cultivos más resistentes o productivos.

Algunas de las cosas relacionadas con la IA pueden parecer ciencia ficción.Pero no lo es. La IA lleva con nosotros más de sesenta años y nuestro grupo lleva tres décadas trabajando con este concepto. La diferencia ahora es que el hecho de que podamos tener sistemas potentes de Inteligencia Artificial en equipos discretos hace que seamos más conscientes de que la tenemos ahí.