Joven con autismo: “Soy pintor, músico, electricista y persona humana”

Martín Giménez es un joven pintor y músico zaragozano al que le diagnosticaron autismo con 3 años. Este martes, 2 de abril, se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Trastorno del Espectro Autista.

Martín Giménez es un joven zaragozano con autismo que es pintor y músico.
Martín Giménez es un joven zaragozano con autismo que es pintor y músico.
M.O.

Martín Giménez nos recibe en el espacio artístico en el que crea sus pinturas. Es uno de los lugares preferidos de este joven zaragozano con autismo. Junto a él está su madre, Cristina Laborda, que lo ha acompañado, escuchado y dado alas a lo largo de las 25 velas que su retoño acaba de cumplir. 

Juntos, recorren los últimos trabajos de Martín. Varios lienzos llenos de color, simbolismo y con temática musical que reflejan los gustos y la personalidad de su autor. En un caballete, un dibujo sin terminar. “Es un retrato de Mauricio Aznar”, dice Cristina. “Todas sus pinturas son de músicos y grupos que le gustan: T-Rex, Las Maruja Limón o Quique González”, añade.

Martín Giménez es un joven pintor y músico zaragozano al que le diagnosticaron autismo con 3 años. “Este martes, 2 de abril, se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo
Martín Giménez es un joven pintor y músico zaragozano al que le diagnosticaron autismo con 3 años. “Este martes, 2 de abril, se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo

Y es que Martín es un artista. “Soy pintor, músico, electricista y persona humana”, afirma. Sin embargo, llegar hasta aquí no siempre ha sido fácil. Le diagnosticaron autismo siendo muy pequeño porque “tardaba en hablar y se alteraba mucho por algunas cosas. Su padre y yo vimos que algo pasaba y acudimos a Atención Temprana y a la escuela infantil ‘Patinete’, que trabaja con un modelos educativo de integración”, recuerda Laborda. 

"Ver que diagnostican a tu hijo con autismo es como caer en un pozo que no tiene fondo"

“Nos atendieron enseguida y ese apoyo de los profesionales fue fundamental en aquel momento, tanto para Martín como para nosotros, porque ver que diagnostican a tu hijo con autismo es como caer en un pozo que no tiene fondo. No sabíamos qué hacer”, reconoce. Afortunadamente “enseguida dimos con profesionales que nos ayudaron y orientaron. De hecho, todavía seguimos en contacto con ellos y con el paso de los años esa relación ha pasado a ser de amistad y de defensa del respeto a la singularidad, por eso insisto en la importancia del apoyo a las familias, sobre todo en los primeros momentos”, señala la progenitora, que es también secretaria de la asociación de padres, madres, familiares y amigos de personas con Trastorno del Espectro Autista de Aragón, Teadir.

La pintura, lenguaje universal

A Martín le costaba verbalizar y no se comunicaba, sin embargo, “a los 3 años empezó a dibujar. Al principio eran solo puntos y rallas pero nosotros estábamos pendientes porque enseguida vimos que ahí podía haber algo”, apunta Laborda. “Yo llevaba siempre cuadernos y pinturas para que pudiese dibujar en cualquier sitio y, en ese acompañamiento, él fue desarrollado un modo de comunicarse con los demás muy particular, pero al fin y al cabo era una comunicación”, afirma. “Cuando se interesaba por algo de la persona que tenía enfrente, lo reflejaba en su dibujo generando un interés en sus interlocutores y estableciendo así una relación con ellos”, explica la progenitora.

"A través de la pintura fue desarrollando un modo de comunicarse muy particular"

En la escuela infantil Martín estuvo hasta los 5 años, cuando comenzó a asistir al CEIP Cesáreo Alierta. “La transición fue bien porque los docentes de ambos centros se reunieron y diseñaron conjuntamente su adaptación. El comienzo fue gradual, para que se fuese haciendo con el espacio y estuvo, además, acompañado de su tutora de la escuela infantil”, continua Laborda. Allí cursó toda su educación primaria y “estuvo muy integrado”. 

"La música lo llena todo"

Fue en este colegio donde comenzó su pasión por la música, que se sumó a la pintura. “Empezó tocando el piano con 9 años y con 13 la guitarra. Nosotros vimos su interés y decidimos fomentarlo", indica Laborda. Desde entonces asiste a clases de música y de diferentes instrumentos como cajón flamenco. “Hoy la música lo llena todo -solo hay que mirar sus pinturas-. Tiene hasta un grupo propio con algunos amigos, ‘Martín y los inmaduros’ donde canta y toca la guitarra”, informa su madre.

"Hemos atendido sus intereses sin interpretarlos como manías"

Y es precisamente esa escucha activa por parte de su familia y ese acompañamiento constante el que ha hecho florecer a Martín. “Hemos atendido sus intereses sin interpretarlos como manías y han derivado en la pintura y a la música", confirma la progenitora. Y es que "a veces las personas con autismo tienen intereses particulares, pero por extraños que puedan parecer, hay que atenderlos como lo que son. Deben ser potenciados, escuchados y acompañados porque nunca se sabe en qué puede derivar”, asevera la progenitora.

Un artista en el instituto

Con la adolescencia, Martín comenzó el instituto en el Miguel Catalán. “Ese paso nos generaba inquietud y nos asustaba pensar no se supiese manejar en un centro más grande. Sin embargo, fue el propio Martín en que pidió asistir a este centro “Iban todos mis amigos”, dice. “Fue un acierto y todos lo acogieron de maravilla. El primer año solicitó montar una exposición y pintó a todos sus compañeros. Eso fue un punto de inflexión. A todos les gustó tanto su obra que adquirió la categoría de artista y lo respetaban mucho”, rememora la progenitora.

Martín Giménez, un joven zaragozano con autismo que es pintor y músico, junto a su madre, Cristina Laborda.
Martín Giménez, un joven zaragozano con autismo que es pintor y músico, junto a su madre, Cristina Laborda.
M.O.

Cuando Martín terminó su recorrido escolar siguió estudiando música y comenzó a trabajar en el negocio familiar como electricista. “Mi marido y yo tenemos una pequeña empresa de electricidad y la adaptamos para poder contratar a Martín como empleado. Su padre dice que en su vida ha tenido un peón tan eficiente, dispuesto y ordenado como él”, asegura Laborda. 

"Su padre dice que en su vida ha tenido un peón tan eficiente, dispuesto y ordenado como él”

Martín es afortunado. “Las personas autistas tienen muchas dificultades para enfrentarse al mundo laboral. Se les exige que se adapten a unos modelos y unas prisas que no pueden gestionar adecuadamente”, apunta la secretaria de Teadir. Sin embargo, “no son ellos los que se tienen que adaptar, sino que la sociedad en su conjunto debe hacer un esfuerzo para entender que hay otras maneras de estar en el mundo, porque estas personas también son ciudadanos de pleno derecho”, añade.

Al mismo tiempo que trabaja, Martín sigue con su música y dibujando dentro del proyecto ‘Andar de Nones’, que desarrolla Teadir en un espacio inclusivo real dentro de la Harinera y en el que participan personas con algún tipo de discapacidad. Su arte se plasma en camisetas, chaquetas o americanas, como la que lleva Martín, pintada por él mismo. También en libros y exposiciones en Zaragoza y fuera de nuestras fronteras. “A través de este proyecto artístico queremos visibilizar otras maneras de estar en el mundo evitando el asistencialismo y que estas personas encuentren su lugar en la vida cultural de la ciudad”, concluye Laborda.

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