Carnavales en Aragón: desde Roma al Pirineo más ancestral para “poner el mundo al revés”

En muchos pueblos de Aragón se celebran carnavales con un alto contenido simbólico cuyo origen se pierde en el tiempo. Estos son los lugares donde se conservan como antaño y la historia de su origen.

Carnaval de Bielsa.
Carnaval de Bielsa.
Verónica Lacasa/HERALDO

Los disfraces, la música, las máscaras y la fiesta acompañan todas las celebraciones de carnaval en nuestro país y del mundo entero. Desde las chirigotas de Cádiz al Carnaval de Río de Janeiro pasando por el de Santa Cruz de Tenerife o el elegante Carnaval de Venecia. Es una fiesta universalmente conocida y celebrada pero lo que poca gente sabe es que su origen está en Europa y se remonta más de 2000 años atrás.

Su nacimiento “hay que situarlo en las fiestas romanas de la Saturnalia, Matronalia y Lupercaria, según el antropólogo Caro Baroja, aunque con pervivencias de otras culturas prerromanas en cuyas celebreacionesexpresan una alteración del orden establecido, del mundo al revés”, señalan los escritores y expertos en tradiciones aragonesas José Antonio Adell Castán y Celedonio García Rodríguez en uno de sus últimos libros, ‘Fiestas y tradiciones aragonesas el ciclo anual’, donde recogen el trabajo de más de 30 años recorriendo la geografía aragonesa.

Es parte de nuestra herencia romana y legado de los pueblos prerromanos de nuestro territorio 

Así pues, el carnaval es parte de nuestra herencia romana, como un gran número de cosas en nuestro territorio, desde el sistema de alcantarillas, la red de carreteras o la base de nuestras leyes y derecho. También es parte del legado de los ritos milenarios de los pueblos prerromanos que habitaron nuestro territorio. Tras ellos, el Carnaval evoluciona y en la Edad Media se incorpora al calendario católico. Es entonces cuando aparecen en Aragón las luchas de Don Carnal y Doña Cuaresma. “La Iglesia ha asimilado el festejo colocándolo antes del periodo cuaresmal, que será periodo de ayunos y austeridades, frente al Carnaval, periodo de excesos y comilonas”, escriben Adell y García.

A partir de entonces, la fiesta de Carnaval, sin día concreto de celebración, sigue las reglas de la Semana Santa y su situación en el calendario oscila de año en año dependiendo de cuándo sale la primera luna llena de la primavera. Según este procedimiento, el siguiente domingo tras este fenómeno celeste será siempre Domingo de Resurrección. La Cuaresma comenzará 40 días antes, en el Miércoles de Ceniza, y el jueves anterior se marca como Jueves Lardero, dando el pistoletazo de salida a esos días de excesos que ejemplifica el carnaval.

En las capitales aragonesas el carnaval se celebra con un vistoso desfile de disfraces. Los niños también son protagonistas con actividades especiales para ellos y fiestas de carnaval que se celebran en todos los colegios. Sin embargo, es en los pueblos aragoneses donde el carnaval ha conservado su esencia y en algunos de ellos perduran tradiciones y personajes con varios siglos de antigüedad.

Don Zaputero, colgado y quemado, en Épila

Uno de los municipios que conserva un carnaval tradicional es Épila en la zaragozana comarca de Valdejalón. Allí los protagonistas son las mascarutas y don Zaputero, un personaje ficticio que permanece colgado del Ayuntamiento hasta que es condenado a morir en la hoguera el Domingo de Piñata. 

CARNAVAL DE EPILA EN ZARAGOZA /4/3/11/ CARLOS MONCIN / [[[HA ARCHIVO]]]
CARNAVAL DE EPILA EN ZARAGOZA /4/3/11/ CARLOS MONCIN / [[[HA ARCHIVO]]]
Heraldo

Es estas fechas también salen a la calle los mascarutas, vestidos con cualquier trapo y la cara cubierta con un saco. A modo de burla, hablan a los vecinos con la voz muy aguda para que no sean reconocidos. Los de Épila pueden considerarse los carnavales más arraigados de la provincia y también suelen ser los más largos. Se inician el Jueves Lardero, el sábado las mascarutas recorren las calles y el domingo por la tarde es el gran desfile de Carnaval. Los actos festivos siguen la semana siguiente con concursos de murgas y concluyen el Domingo de Piñata con la quema de don Zaputero.

Los recuperados de Luco de Jiloca

Los de Luco de Jiloca son los carnavales más importantes de la provincia de Teruel. Se recuperaron en el año 2003. Los personajes que aparecen son los zarragones, los diablos y las madamas. Los zarragones son los protagonistas. Así es como se conoce a los mozos que, con la cara cubierta, disfrazados con sacos y chepas rellenas de cojines y paja recorren el pueblo con palos. En la cintura cuelgan cencerros que hacen sonar con brío e incordian a niños y mayores. 

Zarragón, Madama rica, Madama pobre y Diablesa, los personajes del Carnaval de Luco de Jiloca.
Zarragón, Madama rica, Madama pobre y Diablesa, los personajes del Carnaval de Luco de Jiloca.
Laura Uranga

También están los diablos, con la cara pintada de negro; y las madamas, que van con la cara tapada y cuyo atuendo depende de si representan a una mujer rica o pobre de la época. Todos estos personajes se reúnen en la plaza del pueblo para después recorrer las calles y terminar la ronda alrededor de la hoguera.

Las ‘trangas’ ancestrales de Bielsa,

Aún hoy en día se desconoce el origen de los personajes grotescos, imaginarios y llenos de simbolismo que recorren las calles de Bielsa durante su carnaval. Lo que sí se sabe es que viene de lejos, son ritos ancestrales que han atravesado siglos o incluso milenios. Son los únicos carnavales de Aragón que siguieron realizándose, a pesar de la prohibición de celebración de la fiesta durante los 40 años de dictadura y que hoy, en el siglo XXI transportan a esta villa del Sobrarbe a un lugar ajeno al tiempo y al espacio que conocemos.

Bielsa se emociona de nuevo con su histórico Carnaval
Bielsa se emociona de nuevo con su histórico Carnaval
Javier Navarro

Los personajes más representativos son las “trangas”. Los jóvenes del valle se visten con falda de tela gruesa o saya, camisa de cuadros, calzan abarcas y se cubren la cabeza y los hombros con la piel de un macho cabrío. En la frente les atan los cuernos de este animal, se pintan la cara con una mezcla de hollín y aceite y en la boca se ponen un trozo de patata a modo de dentadura. Persiguen a los niños, golpean el suelo con la tranca, levantan las faldas a las mozas y salen a buscar a las “madamas”, las jóvenes solteras del pueblo con las que siguen la ronda por las calles de la localidad bailando sin parar. 

No son los únicos personajes de este carnaval. Destaca también el “l’onso” -el oso- y “el domador” o “l’amontano”, un personaje que asemeja a una abuela con un faldas que carga a un hombre sobre su espalda. El domingo de carnaval se pone fin a la fiesta con la quema en la hoguera a un muñeco de paja, Cornelio Zorrilla, que representa todo lo malo que le ha sucedido al valle ese año y que previamente ha sido condenado en un un juicio popular.

La mayoría de los carnavales tradicionales aragoneses tienen lugar en la provincia de Huesca y es en los pueblos de los valles pirenaicos donde mejor se han conservado. Además de los de Bielsa, destacan los carnavales de Torla, La Fueva, San Juan de Plan, Nerín, Broto o Gistaín. En la provincia de Zaragoza cabe destacar los que se celebran en los municipios de las Cinco Villas como los de Sádaba, Luesia o Rivas mientras que en Teruel encontramos los de Torrelacárcel, y Villafranca del Campo, en la Comarca del Jiloca.

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