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Decir adiós al tabaco: "Lo que hace falta es una motivación, a veces pesa mucho el sentirse libre"

Enrique Castro, de 36 años, lleva dos meses sin fumar gracias a la ayuda del Centro Municipal de Atención y Prevención de las Adicciones de Zaragoza.

Irene Belloc, directora del Cmapa, conversa con Enrique Castro, en una sala de reunión del centro.
Irene Belloc, directora del Cmapa, conversa con Enrique Castro, en una sala de reunión del centro.
Francisco Jiménez

Enrique Castro, zaragozano de 36 años, ha convivido con el tabaco la mitad de su vida. Empezó a fumar con 18 y hace tres años intentó dejarlo. Estuvo ocho meses sin coger un cigarro: "Pero recaí una noche de fiesta". "No eres consciente de la adicción hasta que te lo planteas en serio", así que en 2023 volvió a intentarlo. "Yo no me veía capaz de dejarlo solo", relata, de manera que pidió ayuda al Centro Municipal de Atención y Prevención de las Adicciones del Ayuntamiento de Zaragoza (Cmapa).

Ahora afirma orgulloso que lleva cerca de dos meses sin fumar, desde principios de diciembre del año pasado: "Los primeros días sí iba llevando la cuenta", dice, pero después ya casi no se acuerda: "Sí que hay momentos puntuales, como al tomar un café o cuando aparco el coche y tengo que esperar dentro… Pero más que por la adicción física es por el hábito". Y son, tal y como lo califica, "destellos de un minuto" que enseguida pasan: "A lo largo del día ni te das cuenta que no has fumado". Para superarlo echa mano a las estrategias aprendidas en las sesiones grupales a las que asistió, guiadas por un profesional: "Esos momentos pasan y son muy cortos".

"Mi pareja no fuma, y no le gusta el olor del tabaco". Ese fue uno de los motivos que le empujó a acudir al centro. Junto con otra razón que este joven considera fundamental: "Mi padre, con 58 años, sufrió un infarto. Y todos los médicos incidían mucho en la importancia de eliminar el tabaco".

¿Y cómo se siente ahora? "No sabía los beneficios que tiene el dejar de fumar, y más siendo joven". "Mentalmente –indica– cambian mucho las cosas en el sentido de que no te sientes un esclavo del tabaco. Y te encuentras mucho más liberado". Y destaca también el ahorro que le supone ahora: "Me fumaba una cajetilla a la semana. Al cabo del mes eran en torno a 150 euros".

Algo en los que coincide Irene Belloc, responsable del Cmapa, para quien "lo que hace falta es una motivación, la que sea. A veces pesa mucho el sentirse libre, pero puede ser el dinero, el miedo a enfermar, el efecto ejemplarizante, sobre todo si se tienen hijos...". "También es un reto y un desafío para quien ve que ha sido capaz de conseguirlo", añade.

Para Enrique, "la dependencia psicológica es más fuerte que la física". Los primeros días cuando abandonó este hábito "se hacían eternos". Pero después de una o dos semanas, "cuando ya has eliminado la nicotina del cuerpo, empieza lo verdaderamente difícil, que es mantenerse". Para él es importante, también, ver que puede lograrlo: "Te refuerza mucho la autoestima". Desde Cmapa subrayan que "dejar de fumar es un hecho tan relevante para una persona que puede cambiar muchas más cosas en su vida".

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