Por
  • Santiago Fernández Valbuena

Para César Alierta, patriota español. 'In Memoriam'

César Alierta, expresidente de Telefónica, en una imagen de archivo
César Alierta, expresidente de Telefónica, en una imagen de archivo
EUROPA PRESS

Conocí a César en 1989. Él me dio la oportunidad de empezar en un mundo que yo desconocía. Trabajé a su lado 30 años. Discrepé de él lealmente más veces de las que estuve de acuerdo, pero eso nunca empañó mi respeto, ni el suyo. César, que nunca tuvo un discurso florido, decía siempre la última palabra, pero escuchaba antes todas las de los demás. Poseyó siempre una claridad meridiana para distinguir la calidad de la impostura en todos los órdenes de la vida, pese a que estuvo frecuentemente rodeado por una corte de aduladores, paisanos o aprovechados que se dedicaron a la extracción de los privilegios que él rehuía.

Casi todo el mundo en España piensa que fue un empresario audaz o un financiero fino. No fue así. La línea de fuerza que recorrió siempre sus movimientos fue su patriotismo español. Más allá de su pasaporte y sus vínculos familiares, él siempre se sintió con la responsabilidad de hacer avanzar a España en la senda de los países respetables, y en esa misión nos embarcó a muchos de sus colaboradores. En su mandato, Telefónica pasó de ser una operadora secundaria al suroeste de Europa a liderar el sector al lado de los más grandes. Él, que nunca fue pobre, perdió seguramente más dinero apoyando la empresa que dirigió que el que ganó con ella, porque siempre encontraba un motivo adicional para continuar apoyándola frente a toda la evidencia en contrario.

"Él siempre se sintió con la responsabilidad de hacer avanzar a España en la senda de los países respetables, y en esa misión nos embarcó a muchos de sus colaboradores"

Yo volé con él muchos miles de kilómetros. Un día, sobrevolando la línea entre Cataluña y Aragón me comentó: “desde aquí no se ve que ninguna línea separe nada, y ahí abajo nos inventamos rayas”.

Ahora que ha cruzado la última frontera creo que es el momento de que en España le agradezcamos que antepusiera su patriotismo a su interés, porque fue durante su mandato y por su insistencia cuando España se convirtió en una entidad mundialmente respetada en el terreno empresarial. Y César, que siempre se sintió simultáneamente aragonés, español y ciudadano del mundo, siempre entendió más importante su patria que su patrimonio.

*Santiago Fernández Valbuena. exdirector financiero de Telefónica y expresidetne de Telefónica Latam.

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