La competencia que mantiene con cadenas que se aprovechan de economías de escala y con las grandes superficies evoca a la lucha de David contra Goliat, pero la mayoría resiste. El pequeño comercio aragonés sigue vivo, intentando ofrecer valor añadido a sus clientes y con una visión a futuro que, en términos generales, puede considerarse optimista. Así lo constata la quinta oleada del Barómetro del Comercio Minorista en Aragón, elaborado por la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio y publicado ayer.

Más de la mitad de los comercios entrevistados para el estudio (el 53,4%) prevé un aumento de su facturación en la campaña de Navidad respecto de las ventas cosechadas el año pasado y el 43,9% espera que el incremento sea menor al 10%. Concluido este periodo de ventas tan importante, más de seis de cada diez comercios (el 60,8%) valora positivamente la situación económica en 2023, sin duda un buen dato, aunque este esté tres puntos por debajo del Barómetro de primavera.

«No sé si decir rotundamente que los pequeños comercios gozan de buena salud, pero sí que resisten y que más de la mitad valoran la situación como buena», indicó a este diario Eduardo Sanz, economista encargado por la Fundación Basilio Paraíso para la elaboración de la encuesta. «Llevamos años oyendo que el pequeño comercio puede estar muerto, pero eso no es así», añade.

Analizadas 148 empresas ubicadas en Aragón durante los meses de noviembre y diciembre pasados, y con un margen de error para un nivel de confianza del 95% del +/- 5% para el total, la encuesta revela que ocho de cada diez comercios tiene menos de cinco empleados (el 79,8%), que dos tercios son negocios familiares (el 66,9%) y que más de seis de cada diez (el 64,2%) desempeña su actividad en un local arrendado. Casi la mitad de los establecimientos encuestados no realiza ventas por canales digitales (el 47,3%) y para el 35,8%, estas suponen menos del 5% de la facturación total.

La coyuntura económica, sostienen desde la Fundación Basilio Paraíso, sigue poniendo a prueba la resiliencia del comercio minorista, cuya facturación resulta sensible al escenario de tipos de interés que tenemos. Ante la mayor vulnerabilidad que estas tiendas tienen en comparación con las grandes superficies o incluso con las cadenas de franquicias, los apoyos que puedan recibir desde las administraciones son muy importantes.

De hecho, más de siete de cada diez de los comercios entrevistados (el 71%) que se han adherido a iniciativas públicas para estimular el consumo, como el programa ‘Volveremos’ en Zaragoza, los bonos ‘Impulsa’ en Huesca o los bonos de ‘Venta Cruzada’ en la ciudad de Teruel, han visto incrementada su facturación. Además, para el 30% de los comercios adheridos el aumento en las ventas ha sido superior al 10%.

Para la elaboración del estudio se entrevistó a propietarios de todo tipo de establecimientos. Es decir, de droguerías, ropa, pastelerías y otro tipo de alimentación, etc., etc. «Algunas solo son intermediarias, compran y venden, pero cuanto más valor añadido aportan mejor les va», señala Eduardo Sanz. El consejo sobre qué comprar y por qué, en definitiva, acaba marcando la diferencia.

La encuesta recogió también que el 38,5% de los comercios entrevistados incrementó sus ventas en los días asociados a los descuentos del Black Friday respecto de 2022.