‘Un yayo, una postal’ felicita la Navidad a cientos de mayores en Aragón: "Quiero decirte que no estás sola"

Este año, y ya van ocho, la iniciativa de la zaragozana Beatriz Figueroa ha logrado que personas reciban su felicitación navideña más especial.

Reparto de postales a personas mayores por Navidad.
Beatriz Figueroa, recogiendo postales en la sedería de La Puebla de Alfinden. 
Heraldo.es

Originales, únicas y hechas a mano, pero sobre todo con mucho, pero que mucho amor. Estas son tan solo algunas de las características que comparten las más de 1.600 postales solidarias que se han sumado a la iniciativa local ‘Un yayo, una postal’ que por octavo año consecutivo ha conseguido arrancar una sonrisa a otras tantas personas mayores de Aragón. ¿El objetivo? Llevar alegría a los lugares que más lo necesitan durante unas fechas tan entrañables y complejas para quienes no tienen con quién compartirlas.

“Hola, mi nombre es Jimena y tengo 14 años. Estoy muy ilusionada escribiendo esta carta. Aunque no nos conocemos quiero que sepas que te la doy con todo mi cariño y apoyo. Quiero decirte que no estás sola, que no lo estás. Que hay mucha gente que piensa que puedes con todo”, reza una de ellas. “Me llamo Daria, tengo 12 años y me gusta escribir poesía”, comienza la joven antes de compartir dos de sus poemas. “Hola abuelitos, Os deseamos una feliz Navidad a todos y que paséis un año fenomenal”, afirma Tasním en otra postal escrita desde la guardería. Así, cientos de mensajes que, para muchos, se convertirán en la mejor gasolina para sobrellevar el invierno.

Reparto de postales a personas mayores por Navidad.
Reparto de postales en la residencia de Hermanas Religiosas del Actur
Heraldo.es

La iniciativa surge en La Puebla de Alfindén de la mano de la zaragozana Beatriz Figueroa, vecina de 48 años de este municipio. Parece que fue ayer cuando tomó la determinación de cambiar las cosas dentro de sus posibilidades, que resultaron ser muchas. “El primer año hice 200 postales a mano, todas distintas, y las buzoneé por la zona, casa por casa, en busca de personas mayores”, rememora. Poco a poco fue dando el salto a lugares cercanos como Movera o Alfajarín y otros rincones de la provincia. Y es que desde 2015 han sido más de 12.000 las postales distribuidas por toda la comunidad autónoma.

Eso sí, la zaragozana no se enfrenta sola a esta magna aventura. De hecho, presume de contar con un nutrido y diverso ejército de voluntarios con edades comprendidas entre los 2 y los 80 años. “Sobre todo niños de varios colegios e institutos que participan cada año en esta iniciativa tan especial”, afirma. La finalidad es repartir alegría entre las personas que más lo van a necesitar estos días. “No hay que escribir mucho ni bien, a veces sobra un Te quiero”, relata.

Entre los participantes se encuentran desde niños de una guardería cercana a su casa, Junquicos, “que han hecho postales superentrañables y muy divertidas”, hasta personas mayores o vecinos de La Puebla que no han dudado en sumarse a su llamamiento, como el día que les pidió acudir con gorros de Navidad e instrumentos a cantar villancicos a la residencia de ancianos. “Surgen cosas mágicas, es indescriptible lo que se consigue cuando tan solo buscas hacer felices a las personas que te rodean”, admite.

Una filosofía de vida que la zaragozana pone en práctica diariamente, no solo durante las celebraciones navideñas, y que compagina con su día a día. Como si se tratase de una suerte de Mery, por donde discurre siempre acompañada por un bolso de grandes dimensiones en el que porta piedras pintadas a mano, frases y mensajes de ánimo y una nariz de payaso. Un kit, afirma, “para hacer el mundo un poco mejor”. Todas estas acciones las enmarca en un proyecto personal mayor al que ha denominado ‘Alas de ángel’.

“Lo mejor es la reacción de la gente cuando les llamo para decirles que vamos a ir a su residencia. ¿Pero es gratis? ¿Y eso por qué”, relata. La gente todavía responde incrédula a la idea de que alguien haya decidido repartir un poco de alegría a cambio de nada.

Reparto de postales a personas mayores por Navidad.
Entrega de postales en la residencia de Pastriz
Heraldo.es

Cuando la vida te prueba

Beatriz vive cada día intensamente, como si fuera un regalo pues así lo es para ella. Y aunque esta iniciativa surgió mucho antes, asegura que todo cambió cuando fue conocedora del que sin querer iba a convertirse en uno de los mayores retos de su vida, hacer frente a una enfermedad. “Es difícil de explicar pero esta experiencia me ha hecho darme cuenta del valor que tiene el simple hecho de estar vivos. Fue por eso que decidí entregar mi vida para hacer más felices a quienes se cruzan conmigo”, explica, notablemente emocionada.

Y es que si hay algo que le haría especial ilusión a la zaragozana es que este proyecto cobrase vida propia y pudiese seguir avanzando, incluso cuando no esté ella. “Me gustaría que un día ‘Un yayo, una postal’ sea mi legado, y que haya servido de algo todo esto”, admite.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión