Redactor de HERALDO DE ARAGÓN

Palestina sin cometa

El humo se eleva tras un ataque aéreo israelí en la Franja de Gaza, visto desde el sur de Israel Associated Press/LaPresse Only Italy and Spain
El humo se eleva tras un ataque aéreo israelí en la Franja de Gaza, visto desde el sur de Israel Associated Press/LaPresse Only Italy and Spain
Associated Press/LaPresse

Hace treinta años, aquel agosto de 1993, viajé a Jerusalén y varias ciudades de Cisjordania con dos amigas para conocer desde dentro el drama de Palestina. Fraeh Abu Middain, miembro de la delegación palestina en Gaza y portavoz de los abogados de esa Franja, me contó que España (Granada en 1991) había facilitado «las negociaciones secretas» entre el Gobierno israelí y la OLP para acabar firmando la paz. Esta voluntad, empujada por la diplomacia española, llevó en 1994 al líder palestino Yasser Arafat junto a Shimon Peres, ministro de Asuntos Exteriores de Israel, e Isaac Rabin, primer ministro israelí, a recibir el Premio Nobel de la Paz «por sus esfuerzos para alcanzar la paz en Oriente Próximo».

Yaser Arafat, presidente de la OLP, junto al israleí Simon Peres, el polaco Alexander Kwasniewski y Mijaíl Gorbachov tras la Asamblea Anual del Centro Simon Peres para la Paz.
Yaser Arafat, presidente de la OLP, junto al israleí Simon Peres, el polaco Alexander Kwasniewski y Mijaíl Gorbachov tras la Asamblea Anual del Centro Simon Peres para la Paz.
Reuters

Conocer aquel Jerusalén, Nablus y Hebron, y algunas cifras de entonces (como los 232 menores de 17 años asesinados por el ejército israelí entre Cisjordania y Gaza) ayudaba a entender la presión diaria con la que vivían los palestinos. Aquellos líderes palestinos e israelíes, añorados hoy por parte de sus respectivos pueblos y también por los políticos de la UE, buscaron el punto de encuentro.

La matanza de más de 1.200 judíos propiciada por los fundamentalistas de Hamás, apoyados por el Gobierno de Irán, ocurrida el pasado 7 de octubre, va a dar la excusa al ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant, de entrar en Gaza para «terminar con la capacidad operativa de las milicias». «La guerra será mortífera y cambiará la situación para siempre», advierte antes de ocupar la Franja.

Palestina perdió su cometa para buscar la paz y también a políticos como Arafat, quien fue envenenado en 2004. Hamás ha optado por matar.

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