Balance 

Aragón cierra la campaña de incendios “más extraordinaria” (para bien) de los últimos 20 años

Durante el periodo estival se produjeron 97 incendios, de los que 87 fueron conatos. Se quemaron 38 hectáreas, lo que supone el 1% del promedio del periodo entre 1991 y 2022. 

La directora general de Gestión Forestal, junto al asesor técnico, Jaime Sendra, en la presentación del balance de la campaña de incendios.
La directora general de Gestión Forestal, junto al asesor técnico, Jaime Sendra, en la presentación del balance de la campaña de incendios.
DGA

Tras el desastre del verano pasado, en el que fuego arrasó en la Comunidad más de 20.000 hectáreas (la inmensa mayoría en los dos grandes fuegos de Ateca y del Moncayo), las llamas han dado un respiro a los montes aragonés durante este verano. Y eso, a pesar de haber sufrido el tercer verano más cálido desde 1961.

De junio a septiembre apenas se han producido 97 incendios –la media se sitúa en 179–. De ellos, 87 fueron conatos y los que terminaron en llamas solo quemaron 38,04 hectáreas, apenas un 1% de la superficie media quemada en los últimos 20 años, que se sitúa en las 3.494 hectáreas.

Las cifras en el acumulado del año también son positivas. Entre el primer día de enero y el últimos de septiembre, fueron 333 los fuegos se han producido en territorio aragonés, pero el 78% solo fueron conatos. Las llamas han afectado a 1.467 hectáreas, que se concentraron prácticamente en su totalidad en los tres mayores fuegos que ha sufrido el territorio aragonés este año. El mayor fue el de San Agustín y Olba, que se declaró en marzo en la vecina provincia de Castellón y terminó arrasando 840 hectáreas en los municipios turolenses. En Mequinenza ardieron algo más de 500 hectáreas y en Sos del Rey Católico unas 70.

Los datos los ha explicado este lunes la directora general de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, Ana Oliván, que ha insistido que ha insistido en que “este ha sido un año nada habitual, extraordinario, pero para bien”.

Y eso que en primavera las condiciones eran “muy adversas” y hacían pensar en los “peores augurios”, ha destacado la directora  general. El déficit de precipitaciones durante los meses de marzo, abril y mayo y las elevadas temperaturas soportadas durante la primavera hacían temer lo peor. Pero llegó el mes de junio y con él unas lluvias que dieron un vuelco total a la situación elevando sobradamente la humedad de los combustibles vivos “que dejaron de estar preparados para arder y en aquellos que se produjo alguna ignición fue muy pequeña para provocar un incendio”, ha detallado Oliván.

De hecho, ha recordado, el verano ha sido muy cálido, con una anomalía de 1,4 grados centígrados más que el promedio histórico 1991-2020, pero ha sido también un verano muy húmedo, con un 31% más de precipitaciones que en dicho periodo. “Esta circunstancia ha hecho que los niveles de alerta por incendio forestal se hayan mantenido por debajo o en torno a los valores medios durante casi toda la campaña, excepto la mayor parte del mes de agosto, concretamente entre el 8 de agosto y el 1 de septiembre, cuando fueron muy superiores”, ha detallado la directora general.

Negligencias y accidentes

Las negligencias y los accidentes continúan siendo las causas principales del origen de los incendios en Aragón, aunque se reducen si se comparan con la media de los últimos 20 años. En el conjunto del año han representado el 47,1% en 2023 frente al 51,8% del promedio histórico), seguidos por aquellos que se producen por causas naturales (18,6% frente al 21,9%), aunque estos se aúpan a la primera posición cuando es el periodo estival el analizado, “dado que es entonces cuando hay más tormentas eléctricas y con rayos”, ha matizado la directora general. Los datos evidencian además que ha aumentado el porcentaje de los incendios intencionados (22,5% este año frente al 15,8% histórico) y que se incrementan también aquellos originados por causas desconocidas y reproducciones (10,5% frente al 9,7 y 1,2% frente a 0,8%, respectivamente).

Oliván ha reconocido que en estos momentos también se está viviendo una situación anómala, con temperaturas elevadas para la época de otoño y ausencia de precipitaciones, pero ha insistido en que el peligro de incendios no solo depende de las temperaturas, sino que en dicho riesgo influyen las nubosidad, la humedad e incluso el viento. “En cualquier caso no hay que relajarse y es necesario ser especialmente cuidadosos”, ha señalado Oliván que ha aprovechado la presentación del balance de la campaña de incendios para agradecer el comportamiento de la población en los momentos más complicados de la situación y durante las alertas extremas.

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