sucesos
"En el incendio de Murcia han muerto carbonizados, en la Flying no hubo quemaduras"
La forense Marisa Tomás intervino en el suceso de la discoteca de Zaragoza, con 43 muertos, en 1990 y todas las víctimas murieron por inhalación de monoxido de carbono.
La forense Marisa Tomás se retiró recientemente como jefa de Servicios de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) pero todavía le llaman desde la Audiencia de Zaragoza para prestar declaración en asuntos pendientes de juzgar.
Marisa Tomás ha recordado a HERALDO su experiencia como forense en el suceso del incendio de la discoteca Flying de Zaragoza en la madrugada del 14 de enero de 1990, donde fallecieron 43 personas, para compararlo con el que se vivió el pasado domingo en unas naves de Murcia, con 13 muertos (han sido identificados cinco después de realizar las pruebas de ADN).
¿Qué diferencia ha visto entre los dos casos?
La diferencia fundamental fue el tipo de incendio. En las naves de Murcia los cadáveres están totalmente carbonizados y su identificación es mucho más complicada, hay que recurrir a las pruebas de ADN con sus familiares. En el caso que vivimos en Zaragoza, a pesar de la desgracia de haber sufrido 43 muertes, a ninguno de ellos se le detectaron quemaduras ni carbonización.
¿Cuál fue la causa de muerte en las 43 víctimas de la Flying?
Todos murieron por inhalación de gas al haber respirado monóxido de carbono. Eso facilitó la identificación de los fallecidos esa misma noche, con la colaboración de la Policía Judicial que era la encargada de la misma mediante la necrodactilia. Los cadáveres pudieron salir al día siguiente (para su enterramiento desde el Instituto de Medicina Legal, que estaba al lado del Paraninfo universitario) perfectamente identificados. La labor de los forenses y los policías fue mucho más fácil.
¿Las víctimas de la discoteca de Zaragoza se enteraron de lo que les estaba ocurriendo?
No se dieron cuenta. Cuando se produce la inhalación por monóxido de carbono apenas se enteran. El paciente se adormece. Entré esa noche en la sala de Flying porque se empeñó el juez instructor Javier Seoane, con él y con el secretario José Borrás, del Juzgado de Instrucción 5 de Zaragoza. El agua de los bomberos llegaba hasta la rodilla y los cadáveres ya habían salido de allí. La Policía nos contó que se encontraron a las víctimas sentados en las mesas. Se adormecieron y allí se quedaron. También encontramos algunos con traumatismos porque intentaron huir por la escalera de salida y recuerdo que era empinada. Pero el 90% de los muertos fue por la inhalación.
¿Qué respiraban para fallecer de esa manera en la discoteca?
Fue la falta de oxígeno, como pasa en todos los incendios con las combustiones. No hacía falta que hubiera otros gases. Antes pasaba en los pueblos cuando la gente fallecía con los braseros.
¿El endurecimiento de la legislación de Zaragoza tras el incendio de la discoteca Flying (1990) y del hotel Corona (1979) provocó que no se hayan repetido?
Sé a través de mi hermano que Zaragoza tiene una de las legislaciones más exigentes en la prevención de incendios, a raíz de estos dos casos.
¿Le ha sorprendido el suceso de la discoteca de Murcia?
Aunque yo era pequeña ya hubo aquí un incendio de ese tipo, en las Tapicerías Bonafonte (murieron 23 trabajadores en la nave del barrio de Las Fuentes el 11 de diciembre de 1973) y fallecieron carbonizados, como los de Murcia. Ocurre en función de las condiciones de los locales.
