Subdirectora de Desarrollo Digital

Gestos que producen vergüenza ajena

La ministra de Igualdad y la presidenta de las Cortes de Aragón se han saludado de manera fría sin estrechar sus manos.
La ministra de Igualdad y la presidenta de las Cortes de Aragón se han saludado de manera fría sin estrechar sus manos.

Recuerdo hace años la imagen de un diputado mexicano que se desnudó en el Congreso para protestar por una reforma energética. Ha habido peleas a puñetazos en los hemiciclos de Ucrania, Japón (curiosamente en el país del Sol Naciente el debate giraba en torno al abandono de 70 años de pacifismo y acabaron a mamporros), Turquía, Nigeria….

Hasta hoy había contemplado esas escenas como una anormalidad, algo ajeno a la política española. Pero esta semana las formas se han dinamitado.

El gesto de la presidenta de las Cortes de Aragón deja en evidencia a los aragoneses a los que representa. Marta Fernández tiene mil maneras de mostrar su desacuerdo sin insultar (como hizo en su día de forma soez con Irene Montero) y sin ser maleducada negando el saludo a quien no piensa como ella (a la ínclita Pam, a la sazón secretaria de Estado). Fernández no saluda a título personal, saluda como presidenta de las Cortes de Aragón.

Pedro Sánchez se burló del debate de investidura y dejó paso a un diputado gritón de tercera fila para que le diera la réplica al candidato. Fue humillante. Las instituciones merecen un respeto. Feijóo, también, aunque no le guste ni tuviera opciones.

Y que un concejal del PSOE le dé tres ‘cates’ al alcalde de Madrid en un pleno municipal nos retrotrae al patio de un colegio con pequeños maleantes que abusan de cualquiera.

La democracia se sostiene en el diálogo, el respeto y la participación. La perversión de esos valores lo contamina todo. Y da mucha vergüenza.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión