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Las droguerías endurecen los controles para la venta de productos químicos peligrosos
La venta de estos materiales queda prácticamente restringida a los profesionales, que deben presentar DNI, NIF de la empresa o licencia de uso, además de una declaración jurada.
Desde los atentados de Barcelona de 2017, los controles para la venta de productos químicos peligrosos se han ido endureciendo en las droguerías y establecimientos autorizados. Y es que algunos de estos materiales son considerados precursores de explosivos y, en los últimos años, la legislación española se ha vuelto más estricta para restringir el acceso y la posesión de estos elementos por motivos de seguridad.
En este sentido, el pasado mes de diciembre entró en vigor la ley 25/2022, que tiene como objetivo “regular el sistema de licencias que permita la puesta a disposición, introducción, posesión y utilización de precursores de explosivos restringidos por los particulares en España”, dice el texto de la norma.
Además, establece también unos controles más estrictos para los compradores y restringe su venta a los ciudadanos que no tengan una licencia autorizada por el Ministerio del Interior: “Su objetivo es reforzar el sistema de control para limitar el acceso de los particulares a los precursores de explosivos, ya que las pautas establecidas en el Reglamento (UE) n.º 98/2013, del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de enero de 2013, se han mostrado insuficientes, al no haber impedido adecuadamente su adquisición por los delincuentes para fines ilícitos”, establece la ley 25/2022.
Nueve meses después de su entrada en vigor, los establecimientos zaragozanos que tienen autorización para la venta de estos productos, como pueden ser determinadas droguerías, hacen balance de sus efectos. “Cada año los controles que debemos hacer son más estrictos, sobre todo, después de los atentados de Cambrils y Barcelona y tenemos inspecciones periódicas por parte de la Policía Nacional y del Ministerio del Interior”, dice José Antonio López, de Gilca.
Estos controles no son nuevos y “desde hace más de 10 años tenemos que llevar un registro de determinados productos químicos y fitosanitarios. Tenemos una lista de una veintena de sustancias que pueden ser precursores de explosivos y drogas, y cada año esa lista aumenta”, añade López.
DNI, NIF y declaración jurada
“La venta a particulares es muy poca y son, sobre todo, empresas o profesionales los que compran estos productos. Aún así, ha bajado la demanda por los controles tan exhaustivos”, confirman desde la droguería Vicar, en las Delicias. “Antes solo se pedía una declaración jurada y la factura. Ahora les solicitamos también el DNI, el NIF de la empresa o la licencia del Ministerio si es un particular, además de la declaración jurada del producto que se lleva y del uso que va a hacer de él”, enumeran desde Vicar.
Entre los productos que no pueden adquirirse sin identificación se encuentra la acetona, disolventes como el nitrato de potasio, el ácido nítrico, sulfúrico o el agua oxigenada. Estos productos se suelen usar para limpiar huesos de animales, como blanquantes, en joyería, como abono o para desatascar tuberías, pero también puede hacerse un mal uso de ellos porque “la mayoría se pueden usar para hacer explosivos”, aseguran desde Vicar.
Los profesionales que acuden a por estos productos son fontaneros, carpinteros, pintores, taxidermistas, artistas, profesionales del sector agrícola e, incluso, peluquerías y todos ellos deben presentar la documentación necesaria que establece a ley para adquirir estos elementos.
Los particulares, en pequeñas concentraciones
Sin embargo, “los particulares también pueden adquirirlos sin autorización si es en pequeñas cantidades. Todo depende de la cantidad y de las concentraciones. Por eso podemos comprar agua oxigenada para uso doméstico, porque solo es una concentración del 3%”, informan en Vicar.
Pasa lo mismo con las sustancias para tratar la carcoma. “El particular puede llevarse un máximo de un litro o bien, comprar el formato en espray que es de 500 o 600 mililitros”, afirman. “Lo que la gente no puede comprar es el producto profesional, pero se lo pueden llevar ‘descafeinado’, es decir, con una concentración muy baja de esa sustancia química”, continúan desde esta droguería.
“En las ventas a particulares pedimos el DNI de la persona que se lo lleva y el uso que va a hacer del mismo y lo anotamos en un registro”, explican por su parte desde Gilca. “Si se trata de productos de uso profesional, el representante de la empresa debe de traer la documentación necesaria y la autorización de recogida para la persona que viene físicamente a la tienda.
Además, para los insecticidas de uso profesional también es necesario un carné de aplicación del producto y todos estos datos se los comunicamos una vez al año al Ministerio de Interior, además de tener inspecciones periódicas tanto del Ministerio como de la Policía”, concluye José Antonio López.
