Brote de gastroenteritis en Tarazona: "Lo importante es saber cómo el parásito ha llegado a la red de agua"

Tras 10 días sin poder beber del grifo, los turiasonenses han cambiado sus rutinas, la venta de agua embotellada se ha duplicado y los bares optan por adquirir cubitos.

Tarazona parásito agua
Tarazona parásito agua
Guillermo Mestre

Después de diez días dejar de beber agua del grifo y utilizarla para cocinar y hasta lavarse los dientes, los casi 11.000 vecinos de Tarazona han incorporado a sus rutinas las recomendaciones sanitarias para que el brote de gastroenteritis, que ya deja casi 400 afectados, no vaya a más. Pero el protozoo causante de la enfermedad, del género 'cryptosporidium' sigue dando sustos y este miércoles los resultados de las últimas muestras confirman su presencia en el canal de abastecimiento. 

Más allá de las medidas de desinfección y limpieza que va a adoptar el Ayuntamiento turiasonense en los próximos días, los habitantes del municipio se preguntan por el origen de este foco y esperan que la normalidad se pueda recuperar cuanto antes. Mientras unos reconocen que durante bastante tiempo van a mantener el recelo que les genera el suministro, otros esperan con ansias que Salud declare el agua apta para el consumo para recuperar sus costumbres.

"El coste económico de comprar los cubitos hielo es lo de menos, lo peor es el trastorno que supone cambiar las dinámicas de trabajo y estar pendiente todo el tiempo de cumplirlas", señala Javier Jiménez, uno de los copropietarios de la cafetería Amadeo y el restaurante Saboya, situados en el centro de la localidad turiasonense. La noticia de que este microorganismo, resistente al cloro pero no al calor, al que todos llaman casi de una forma familiar el protozoo, permanece en las tuberías del suministro y todavía no se ha erradicado le lleva a asegurar que "lo importante ahora es saber cómo este parásito ha llegado a la red".

Es el tema de conversación de los parroquianos acodados a la barra en la hora del vermú. En este establecimiento, como en muchos otros, la temperatura de la cafetera y del lavavajillas se han elevado y optan por comprar los cubitos de hielo. "Además tenemos agua con lejía para desinfectar continuamente las bayetas con las que limpiamos las mesas", comenta Jiménez. 

"Vendemos más del doble de agua embotelllada"

A pocos metros, las botellas y garrafas de agua no faltan en los lineales del Bon Àrea. "Estos días estamos vendiendo más del doble que habitualmente. Pero no hay problemas de abastecimiento, en cuanto se detectó el problema pedí que me trajeran tres veces más de lo habitual", asegura Diego Lahuerta, propietario encargado de este supermercado. Los clientes, opina, están "resignados" a añadirla a su cesta como un producto básico y no ha detectado ese 'síndrome' de compras compulsivas que hace que las estanterías se queden vacías. "El primer y el segundo día sí que había algunas personas que preferían almacenar varias garrafas, pero la mayoría de la gente se lleva cinco litros y vuelve a los dos o tres días", comenta.

El agua se ha convertido estos días en un imprescindible estrella en Tarazona. Se percibe a las puertas del Mercadona, donde casi todo el mundo que empuja un carrito acarrea un lote de varios litros. Es el caso de Mercedes Hernández, que acaba de llegar de unas vacaciones y se ha encontrado con una situación inaudita. "Normalmente bebo agua del grifo, para mí siempre ha estado bastante buena, lo que me pregundo es cómo ha podido ocurrir", afirma.

Y está convencida de que cuando las autoridades sanitarias determinen que vuelve a ser salubre y que está libre de microorganismos que puedan suponer un riesgo para la salud "volveré a consumir agua de la red, confío en lo que digan". Lo único que demanda es que este retorno a la normalidad "sea cuanto antes".

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