Bomberos de Daroca en Canadá: "Esos incendios son otro mundo, muy diferentes a lo que estamos acostumbrados"

Un miembro de la BRIF de Daroca relata la experiencia vivida en la lucha contra el fuego al otro lado del Atlántico.

Bomberos que trabajaban en la zona Mistissini, como se puede leer en el cartel.
Bomberos que trabajaban en la zona Mistissini.
AT BRIF

Tras dos semanas de lucha contra el fuego en los incendios que han arrasado casi ocho millones de hectáreas en Canadá, el contingente español compuesto por más de un centenar de técnicos y bomberos de distintos cuerpos de extinción de todo el país ha regresado a casa. Entre esos efectivos, han estado una veintena de profesionales de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) del Ministerio para la Transición Ecológica, cuatro de ellos procedentes de la base zaragozana de Daroca.

"Es otro mundo. Son incendios muy diferentes a los que estamos acostumbrados a ver en España", advierte Rafael Alcaine, bombero forestal que ha estado en la zona acompañado de otros tres compañeros.

"Aquí hacemos ataques directos con mochila y batefuegos y con bombas en vehículos. Allí, por la dificultad de accesos, son con tendidos de mangueras que se conectan a unas bombas que van a los lagos y ríos directamente", describe.

También puntualiza que cada actuación depende de la intensidad que se encuentran, pero que en muchas ocasiones han tenido que abrir líneas de paso con motosierra a través de la masa arbolada para poder pasar las propias gomas. En algunos casos, explica, han visto cómo los abetos y el liquen eran "pólvora".

El grupo de trabajo en el que se encontraba Alcaine estaba en Mistissini, en la región de Chibougamau, al norte de Quebec. Y tras lo vivido allí, asume que los recientes fuegos van a acelerar un "cambio de concepción" en cómo apagarlos y luchar contra ellos.

Aprender otra forma de trabajar

Asimismo, en contraposición con el escenario de vegetación mediterránea en el que suelen moverse, este especialista de la BRIF comenta que el combustible a más de 5.000 kilómetros del hogar también es diferente.

"Hemos estado en una zona que, al estar en una latitud tan al norte, es tundra. Es decir, hay mucho mantillo (una gran capa de materia orgánica acumulada) que lo que hace es que el fuego esté quemando por debajo y no lo veas que sigue activo", subraya.

Este mantillo provoca que las llamas sean muy difíciles de apagar. Todo ello, asegura Alcaine, les ha obligado a "tener que cambiar la forma de trabajar". Se han tenido que adaptar a estas peculiaridades y a la forma de afrontar los canadienses estos incendios de sexta generación.

De estos dieciséis días, Alcaine extrae "una experiencia maravillosa, en lo profesional y en lo personal". "Nos han tratado muy bien y hemos conocido gente nueva, formas de trabajar diferentes…", enumera. El desplazamiento se enmarcaba dentro del mecanismo europeo de Protección Civil, que ha implicado a otros países comunitarios. A su vez, también bomberos de otros países se han sumado a la causa.

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