Heraldo del Campo

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La pasión por las abejas se merece los mejores premios

Abejas de Cándido, empresa de Ejea de los Caballeros, que ha obtenido numerosos reconocimientos, participa en el proyecto LIFE PollinAction.

Cándido Gallizo es un enamorado del mundo de la apicultura.
Cándido Gallizo es un enamorado del mundo de la apicultura.
Abejas Cándido

Anton Janša se convirtió en el siglo XVIII en el pionero de la apicultura moderna en su Eslovenia natal. Casi cuatro siglos después, Cándido Gallizo se ha erigido también en todo un referente dentro de este sector. Un pionero no solo en su comarca, las Cinco Villas, sino en todo Aragón gracias a su apuesta por el mundo de las abejas como pilar fundamental para frenar la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas.

Su pasión por estos seres vivos se remonta generación tras generación ya que fue su abuelo, de quien tomó su nombre, el primer miembro de la familia que puso en marcha un colmenar en el paraje de Pilué, al lado del poblado ibérico de Ejea de los Caballeros.

"Cuando éramos pequeños, mis hermanos y yo acompañábamos a mis padres a recoger la miel y terminábamos llenos de picotazos. Pero no fue suficiente obstáculo para que, años después, yo quisiera seguir la tradición familiar, al principio a pequeña escala, para consumo propio, y luego, a nivel más profesional, en la década de los ochenta, apoyado por mi mujer, Mª José", recuerda Cándido, quien ayuda a su esposa, la responsable de esta empresa de Ejea de los Caballeros (www.abejasdecandido.com) que trabaja en producción ecológica desde hace muchos años.

Un tipo de producción que ha convertido en su forma de ver el mundo, ya que, tiene la absoluta convicción de que con su actividad está contribuyendo a mantener y conservar la biodiversidad de su zona.

"Formar parte de este proyecto supone un reconocimiento muy importante a la labor que llevo realizando desde hace más de 20 años en mi parcela"

Y como fruto de esta filosofía de trabajo colabora activamente con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) en el proyecto europeo ‘LIFE PollinAction’, cuyo objetivo es planificar y desarrollar una Infraestructura Verde (IG) diseñada para aumentar la provisión de polinizadores y ayudar a desarrollar espacios multifuncionales.

"Formar parte de este proyecto supone un reconocimiento muy importante a la labor que llevo realizando desde hace más de 20 años en mi parcela, donde cuento con más de 20 hectáreas de árboles, arbustos y herbáceos, de lo más dispares, que he plantado para multiplicar la biodiversidad de la zona y crear alimentos para nuestras aves e insectos, sobre todo las abejas", explica Cándido, quien se muestra muy ilusionado por el hecho de formar parte de esta iniciativa internacional, a la que contribuye con 26 microparcelas de un metro cuadrado en las que hay plantadas especies de lo más diversas para ver su evolución.

Falta de relevo

Cuando echa la vista atrás, Cándido recuerda sus inicios, con apenas cuatro colmenas, y todo el esfuerzo realizado. Por eso, le da "mucha pena" no encontrar a nadie que continúe con la actividad, cuando él decida retirarse de la misma. "El mundo de la apicultura me ha supuesto una dedicación muy placentera que, al principio, realizaba, sobre todo, los fines de semana y las tardes que tenía libres, ya que la combinaba con mi trabajo en el banco. Una tarea que era y es una liberación para mi cabeza", indica.

Un oficio que él ha convertido en una forma de vida hasta el punto de que imparte sus conocimientos en centros educativos e institutos donde muestra el proceso de fabricación de la miel y la importancia de las abejas en nuestro día a día. Lecciones que imparte con gran ilusión, tal vez deseoso de que a algunos de estos chicos les pique el gusanillo y se decidan a apostar por este sector.

"El trabajo del apicultor no es fácil, pero es muy gratificante"

Además, también hace talleres de velas y plantas aromáticas en fiestas señaladas y acerca el mundo de las plantas a la sociedad a través de unos talleres sensoriales en los que demuestra lo que ha aprendido a lo largo de estos años gracias a su pasión por las abejas.

"El trabajo del apicultor no es fácil, pero es muy gratificante. La mayor parte de la actividad se concentra en primavera y verano y entonces no hay horas suficientes en el reloj para atender las colmenas, pero el resultado final es muy satisfactorio", afirma Cándido, a quien le encanta mostrar su producción en ferias como la de Biescas, donde su miel ha conseguido tres importantes premios en tan solo cuatro años, algo que le llena de "alegría y también de mucha responsabilidad, porque las abejas son mucho más que unas simples productoras de miel".

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