Decenas de pymes ven peligrar su futuro si no reciben ayudas para paliar los daños

El presidente de la Federación del Metal de Zaragoza, Benito Tesier, insiste en reclamar la declaración de zona catastrófica: «Hay que arropar a los afectados»

Los destrozos son visibles en el polígono zaragozano de La Cartuja.
Los destrozos son visibles en el polígono zaragozano de La Cartuja.
Toni Galán

Los efectos de la fuerte tormenta registrada el pasado jueves enZaragoza seguían siendo visibles ayer en polígonos industriales como el de Cuarte de Huerva o el de La Cartuja, pese a que el viernes fue una jornada intensa en labores de limpieza de empresas grandes, medianas y pequeñas. El peor panorama es el que viven las pymes, que ven peligrar su futuro por la pérdida de maquinaria y material, un duro golpe a sus economías que pone en peligro su continuidad. Es por ello que desde la Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza (FEMZ) se insiste en que se reclame la declaración de zona catastrófica. «Hay que estar a la altura de las circunstancias y hay que arropar a los afectados», declaró el presidente de esta organización, Benito Tesier.

Decenas de pymes y autónomos, como apuntó el viernes la presidenta de Cepyme Aragón, María Jesús Lorente, sufrieron cuantiosos e irreparables daños. De ahí su petición de que se eleve al Ejecutivo central la declaración para «una zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil, como viene recogido en la Ley 17/2015 de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil al Gobierno de España».

«Las grandes tienen sus mecanismos, pero las pequeñas no, y sé que el trámite puede ser complejo, pero en zonas de Cuarte, Cadrete o María de Huerva hay muchas micropymes que necesitarán apoyo y esperan sensibilidad por parte de las administraciones», indicó Benito Tesier. En ese entorno, destacó, hay muchos talleres pequeños, de forja o de aluminio, por ejemplo, con empresarios que con mucho esfuerzo han invertido en maquinaria que ahora será inservible.

Pablo Sanagustín, empresario de Nodriza, grupo con dos naves de 3.000 metros cuadrados cada una en Cuarte, vio cómo esos espacios se llenaron de agua y lodo en muy poco tiempo. En su día, por recomendaciones de los técnicos que entonces no entendió del todo, se encargaron de no colocar muebles y maquinaria al ras del suelo «por el posible peligro de una riada». Sus máquinas para la fabricación de césped artificial y los productos químicos y pinturas que distribuye no se vieron, por tanto, destruidos por la tromba. El viernes, de 5 de la mañana a 5 de la tarde, él mismo y muchos de los empleados (en esas dos naves trabajan unas 80 personas) se afanaron en achicar agua y limpiar instalaciones que se habían llenado de barro. «Lo que no hemos arreglado es el tejado, agujereado por el granizo, así que si llueve nos entrará agua», comentó ayer.

Sanagustín ha constatado estos días cómo las empresas de Cuarte afectadas por la tormenta se han ayudado unas a otras. «Las hidrolimpiadoras están ahora muy cotizadas», apuntó. Muchas pymes, corroboró, tendrán muy difícil reanudar su actividad en meses por los daños sufridos.

Mientras tanto, la desolación era palpable en polígonos como el de La Cartuja y otros de ese entorno, con zonas aún inundadas y espacios abiertos con material embalado o dañado a la espera de ser reubicado. En la fábrica de BSH Electrodomésticos, donde el agua irrumpió de golpe el jueves con decenas de trabajadores dentro que fueron desalojados por Bomberos de Zaragoza, no se sabe aún cuándo podrá reanudarse la producción de lavadoras. En el centro tecnológico Aitiip, ubicado en Empresarium y especializado en plásticos y otros servicios para industrias, se ha fijado para mañana lunes una reunión de crisis para evaluar los daños y ver cómo seguirán trabajando.

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